lunes, 21 de enero de 2008

Resplandor de tu diamante demente

¿Recuerdas cuando éramos niños? Cogías la tierra y construías miles de sueños egocéntricos y diabélicos; mientras yo le sacaba brillo a nuestras mentiras tenebrosas y oníricas. Luchábamos con las tinieblas, mientras nuestros padres caléntaban la sopa o tendían nuestras camas; misteriosamente, en aquellos instantes nosotros callábamos, tratando de alejar el sufrimiento... Crecíamos...

viernes, 4 de enero de 2008

Una moneda

Sube y baja, sube y baja, sube y baja... Me quedo observando el silencioso viaje de las personas subiendo y bajando de los vehículos. ¿Hay tantos lugares a donde ir? Tomé una moneda y me hice partícipe de aquel subir y bajar con los que me había divertido por tantas horas. Y subí al micro.

Pero al instante quise bajar; el cobrador me dio una mirada agresiva: "Conque jugando ¿no?". Sólo quiero subir y bajar, respondí ofuscado. No me hizo bajar hasta muchas cuadras -pasando miles de distritos- más allá.

¿Cuánto tienes? me preguntó ya más calmado. Sólo esta moneda. Pues tu viaje acaba acá, ya puedes bajar.

Cuando descendí del micro no reconocí el lugar. Como no sabía qué hacer, me senté nuevamente a observar el subir y bajar, ocasionado por una moneda.

Sobre el ocaso...

El sol caía con fuerza sobre mis ojos. ¿Es posible que pueda escuchar su eco palpitante en mis oído?, me preguntaba con extrañeza, viendo mis manos quemarse, oliendo mi carne chamuscada. Volví la mirada y el mar se aún estaba muy lejos, muy abajo. ¡Corre, corre tiempo deagraciado! Y aguantaba las ganas de llorar.
El sol avanzaba lentamente, riendo, escuchaba sus latidos y su risa sardónica moverse entre mis dedos. No lloré; lo tomé de su nucleo ardiente y apreté con todas mis fuerzas hasta incrustarla dentro del mar. El cielo protestaba ante el acto criminal, naranja, copos de nubes se alejaban.
A los pocos minutos cayó la noche...