domingo, 25 de octubre de 2009

Te intento

Intento descifrarte entre pétalos de una rosa, entre pancitos en la mesa, entre bebidas alcohólicas. Intento armarte al momento, con viejas rolas que suenan en el amplificador, con poemas viejos, con escritores dedicados a tu recuerdo.

Intento tocar tus labios desde lejos, inquietarme con tu sonrisa, buscarte entre calles coloniales y suelos nocturnos, entre tubos sensuales y bailes perniciosos. Entre sociología caleidoscópica, entre mentiras dulce y verdades a medias.

Intento seguirte los pasos entre la multitud, intento reconstruirte con cartas escritas con plumones y dibujos cuadriculados. Intento no cagarte el día haciendo un berrinche, arrancándome una cana o dejarte ir, como los dientes de león.

Intento... sólo eso... te intento.

Fumador

Cuando uno fuma demasiado se le vienen algunas ideas en la cabeza, como éstas:

1. Que se puede dejar cuando uno quiera. Eso sólo al principio; luego, el juego se hace demasiado serio y excitante como para dejarlo (excusa). Sí, simples excusas. Definitivamente no se puede.

2.  Fumar hasta lo último, sacarle el jugo, hasta que no quede humo, sacarle hasta el IGV.

3. Cigarrillo (antes de prenderlo). Cigaril (prendido). Cigarro (Comienzas a fumarlo). Ciga (se acaba!). Ci (en las últimas!). C (le has sacado hasta el IGV).

4. Con el humo puedes hacer desde aritos, el dragón (por la nariz y con la cara de molesto), por la oreja (mito), por entre los dientes (confirmado, yo lo he hecho) y lo que más se hace: atorarte.

5. Decir que compras que te fumas uno diario, pero entre pucho y pucho te tiras como diez.

6. Lo último; que te hacer ver intelectual, escritor, científico... cool.

jueves, 15 de octubre de 2009

Significado sin significante

Conociendo el significado de tu indiferencia, de tu sonrisa a lo lejos, de tus ojos moviéndose inquietos al posar los míos en los tuyos; de tu locas maneras de tocarme, de coquetear, de decirme no cuando yo trato de decir que sí; de tus huídas, de tus adioses, de tus besos de bienvenida, muy lejos de esos labios que quiero probar.

Conociendo el significado de todo eso... no sé aun si algo significo para ti.

jueves, 8 de octubre de 2009

Sin temas

¿Qué es escribir? ¿Contar una historia, narrar un suceso, una anécdota, una mentira con aires épicos? Hoy, esta semana, hace varias semanas que no tengo algo que contar. Sólo un simple trajín de levantarse temprano, coger el mismo microbús de siempre, entrar en la oficina, teclear algunas letras en la pantalla, largarme, comer, estudiar, vagar, dormir, entrar a clases, ver a los amigos, a los antiguos amores, a los desamores e ilusiones, tomar el mismo vehículo de regreso y dormir.

Una historia que se repite día a día y que no tiene forma de convertirse en materia literaria. Me pregunto: ¿Qué escribir, qué contar? Nunca me había sentido en un limbo tan terrible. Nunca me sentí tan apretado en un sistema, convertido tan perfectamente en una pieza de ese rompecabezas.

Las letras ahora salen sin alguna fondo interesante. La forma se acumula en vacíos en simples líneas en la pared que sólo dicen lo de siempre. Lo peor para un escritor no es aislarse del mundo... se convertirse en parte de él; en una pieza más, de esas invariables.

sábado, 3 de octubre de 2009

Un día de trabajo

Ingrid aparece tras la puerta de vidrio, lejano objeto que finaliza la escalera crujiente de madera. Ramón, sentado frente al computador, actuando como ejecutivo serio, trabajador honesto y aplicado, se muestra en poses extrañas que lo intentan hacerlo ver como si estuviera leyendo algo en la pantalla. Se muestra el triste escritoria con los íconos de la PC que intentan organizarnos un poco, sólo un poco.

Se saludan amistosamente, entre sonrisas complices. Ramón la observa de arriba a abajo; de reojo, cuando ella está de espaldas él tiene que verla sólo un instante, para alegrar la mañana. Ella le hace bromas, camina coqueta por toda la oficina instalada en lo alto y que da vertigo. Ambos no pueden dejar de interactuar con miradas, con risitas anónimas, con deseos reprimidos.

- Bueno, me voy -dice Ramón, un poco cansado.

Nos vemos mañana, responde Ingrid, sacando pecho. Ramón sale por la puerta y baja las crujientes escaleras. Este trabajo mata, piensa, mientras se acomada los lentes.

Disgresiones sobre mi condición

Semanas. Ahora las semanas parecen cerrarse una sobre otra, esperando el momento oportuno que terminen los recuerdos y soledades y vuelva a iniciarse otro lunesdomingo de esos que ya no tienen amores no correspondidos o desamores imperfectos; donde ya no hay sonidos melodiosos salidos de estos dedos temblequeantes, ni escritos llenos de pesares del corazón o situaciones que son materia impúdica de relatos.

Las semanas ahora son un rosario plagado de cansancios que no se van; de comidas que entran frías en un estómago frío, con la tarde, el cielo, la banca fría. El rostro frío que no puede aguantar una lectura en la biblioteca, que duerme hasta que sea demasiada vergüenza estar con la sueño pegado en el rostro, o algún compañero altruísta aparezca y me levante con buenos modos. Las semanas ahora son separtas y libros, Quijotes y Borges que aún no llegan a la última hoja; son cuentos que nunca serán terminados, que nunca serán comenzados. Son amigos que te hacen reír, que te quitan el sueño; son conocidos que te hacen suspirar con ilusiones párvulas e incandecentes.

Las semanas ahora son ese deseo supremo de llegar al viernes... y que no llegue el lunes. El cruel juego de ese sistema que debemos aceptar.