jueves, 31 de diciembre de 2009

Como la última vez

Volviste, con letras bañadas en silencios oscuros, en viejos apretones de rostro, jugando con mis dedos y mi cabellos. Sacándome un no sé qué de la nariz. Volviste con todos los viejos hábitos, convertidas en palabras y no sé con qué motivo, a responderme algo, a intentar hablar.

Volviste como la última vez, en anónima exigencia, en oculta auscultación. Volviste con las frases que yo sólo sé descrifrar o eso es lo que quiero creer. Volviste con la vieja intención de intentar un infame insulto, in memorian de nuestro querido pasado, casi lejano, casi fresco.

Volviste como la última vez, tendida en una pantalla que me escribía, que me veía, ahora de manera distinta, que me pensaba, ahora mucho menos que antes, que me respondçia, ahora con frases laberínticas y fondos y misteriosos. Tuviste que volver con escritos de piel, hablando de hombros y palabras, de recuerdos y sensaciones que no son nada.

Volviste, con letras bañadas en olvido, en vieja cobardía que sólo lo conocí en ti.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Viejas fotos


Ayer tuve entre manos mi viejo album de fotos. No pude dejar de sonreír al ver imágenes de un yo que solo ha cambiado en lo físico. Aún me gustan los chocolates y las fiestas (cuando estoy con mis amigos). Cuando no conozco a nadie permanezco callado y solo, hasta que alguien me presenta a alguien o siemplemente otra persona me habla.

Sigo llorando (por dentro) por cosas que me duelen, por decepciones, por malos amores o amores demasiado buenos (tanto lloro por dentro que las bolsas de los ojos se hinchan cada día más y las ojeras se notan cada vez de más lejos). Sigo molestándome cuando me cortan el pelo y me escondo cuando hago alguna travesura. Sigo siendo un celoso (ya no de los juguetes) y me dejo engreir con facilidad.

Sin embargo, entre tanta foto vieja, me he dado cuenta que hay ciertos huecos, ciertas imágenes que no están presentes... y recuerdo, luego de varios segundos, que como esas fotos también se llevó varios momentos en mi cabeza, varios sentimientos en mi corazón. En un momento me molesto por las fotos perdidas, por el pasado que dejé en otras manos... pero no hago caso, el pasado es un vieja piedra en el zapato que te la puedes quitar cuando quieras, y esas fotos se llevaron consigo los momentos y los recuerdos que también quería desechar.

Eso sí, toda la noche me puse a pensar en obtener nuevas fotos para que, en un futuro no muy lejano, éstas mismas sean materia de olvido.

martes, 29 de diciembre de 2009

La visita de Julia

Sobre las visitas a casa no debo mayores referencias a menos que recuerde las visitas de Julia; solo así las historias y los sentimientos generarían eternos encontrones con mi cabeza conmovida. Tíos lejanos que rememoran viejas experiencias, abuelas que deben justificar su existencia siendo visitantes agasajadas con presteza, o amigos que con unas cuantas cervezas sueltan las vivencias de infancia, ésas que se degeneran por el tiempo guardado en la memoria sin naftalina y por el extremo alcohol que son infaltables en las visitas a la casa.


Las visitas de Julia tienen una composición distinta a las demás, que implican destruir la composición de todo lo escrito en mi hogar y lo que me concierne en lo personal. Son situaciones que me obligan a tener mi cuarto tan pulcro y aceptable que, para cuando ella entre, se deslumbre por el cuidado extremo y me lance alguna que otra frase con ciertos tonos devastadores: “eres un lindo chico, distinto a los demás”, y me llegue a dar esos besos que duran varios segundos, de ésos que te dejan la mejilla con algo de fluido y que intentas tocar con tu lengua. Cosas de niños. Cosas de Julia.

Así que las apariciones espontáneas y significativas no eran sólo eso. Era el inicio de un ritual mágico, una cadena de momentos sacros que cambiaban mi comportamiento en segundos y lograban distanciarme de mi realidad material y sobrevivir de pequeñas subjetividades, de trozos sentimentales que se formaban en todo el año que no la veía; esperando con taciturnidad gris, con destrozos nocturnos que ella apareciera.

Y es que uno nunca sabía cuándo vendría Julia con los tíos que eran sus padres que eran primos de mi madre –a pesar de los cientos de calendarios solares y probabilidades científicas que había elaborado-. Lo que sí sabía es que el ambiente se llenaba de dulce aroma, la piel se me crispaba todita, se me remecía el cuerpo sin saber por qué. No perdía tiempo y subía corriendo a arreglar mi cuarto, a sacarle el polvo, a colocar algunas rosas alrededor de la cama, pues esta visita sería distinta a las demás. Me ponía mis mejores ropas, esta vez camisa, y trataba de no peinarme mucho, no ser tan chico esta vez. Y llegaba.

(Continua)

lunes, 28 de diciembre de 2009

Comenzando de nuevo

Uno, 2, tres, cua4o, cinco, comienzo de nuevo a enamorarme...
cinco, cuatro, 3, dos, dos y medio, 1, cero... me ilusioné de nuevo.

Comienzos que acomplejan nuestros sentidos bajo una mata de almohadón cómodo, pero de sueños profundos y escabrozos.

de nuevo... siempre viene de nuevo...

One, dos, tre3, 4, five, me enamoro de un pasado, de su forma de excitarme
cinco, cuatro, tres, dos, uno... un final tranquilo: olvido el recuerdo.

Cíclica vida, de comienzos y finales. unos más fuertes que otros:

Uno, 2, tres, 4, cinco, Un enamoramiento cotidiano: desde que me ilusiono hasta que me acostumbro.
5, cuatro, 3, dos, 1, de amor increíble hasta pisar el suelo de la desdicha.

Así siempre es el amor: Un nuevo comienzo.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Consulta

Acudiendo al pedido del doctor Rodríguez, me acerqué detenidamente a mi reflejo en el cielo. Las ojeras se me notaban más y mi voz se veía más lejana, mi silueta se escuchaba a lo lejos. Percepciones extrañas, precaución eterna del doctor.

A las 2 de la tarde en su consultorio le explique las vueltas y revueltas, la operación logarítmica: log=(no la tengo)logx. Se sonrió mientras me mostraba una foto, se escuchaba mi reflejo y veía mi voz: una radiografía.

El doctor Rodríguez murió dos días después. Me dejó el consultorio y quemé ese reflejo en cielo; pero me quedé con la operación. Aún necesito saber cuánto no la tengo y resolverlo.

Ramón y sus historias complicadas

Es difícil ser Ramón, no por ello intenta que todo el mundo se adecue a él, ni que los demás le tengan un poco de conmiseración a su vida, ni siquiera mostrarla como patética y alejarse a su cubículo solitario. Este es una imagen que pretende hacer saber que Ramón es un tonto, a fool in the hill, under the rain, como diría un cantante setentero, y que sirva como un aliciente para los demás... acaso para él mismo.

Todo comienza con un Ramón que no sabe qué decir cuando la tiene cerca, con esos dos ojos que lo miran, con un tanto de amistad, con otro poco de burla y no sé cuanto de indiferencia. Ramón en bla bla, mientras ella es todo su mundo. Ramón es escucha que escucha mientras ella le cuenta su vida y asiente mejor que cuento de Cortazar. Pero queda ahí, en nada más que una escena que dos personajes en un balcón universitario.

Otro contexto podría ser un baile furtivo con palabras en alcohol-cebada-espumante-helada-y-divertida, con ella nuevamente al frente y con Ramón nuevamente en roches, interno y externos, que lo vuelven vulnerables al fracaso y a estar sin ella. Se siente pesado al final, casi ofuscado y un tanto decpecionado... piensa que es el final, que debe ser el final.

Pero aparece otra situación un tanto virtual e impersonal que revuelve todo el ser de bigotes pequeños y lentes gruesos de Ramón frente a la pantalla. Situaciones posmodernas de individuos (o sujetos) posmodernos que hacen fluir emociones con "holas" cibernéticos sin rostro, o risas encadilabas de jajajaja rojo sin ver la boca y el gesto de risa...

Se emociona y vuelve a perderse en esas dos mareas.. vuelve a ser Ramón

sábado, 26 de diciembre de 2009

Para ti

Es que es tan lejos el rumor de tu recuerdo que ahora intentas enloquecerme con saludos virtuales y conversas en extremo lejanas.

Es que ahora es más difícil aún saber que no sabré si me sonríes o no, si me miras o no, si juegas conmigo o no... y todo se resume en un ventana y un pantalla llena de colores, lleno de consumismo, todo tan efímero.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Una líneas

Tengo unas líneas en la cabeza, unas cuantas palabras que quiero decirte clandestinamente, bajo la suavidad de las sábanas, tras 15 soles en el mostrador del hostal, tras el preservativo sagrado, tras la noche que nos envuelve en sueños y deseos.

Tengo un par de lágrimas para tu espalda, para tu cuerpo que se aleja de a pocos, para tu mirada al techo oscuro, para mi cuerpo que se acerca y que no aceptas, para tu voz que se quiere escabullir tras la puerta, bajar las escaleras, recoger el DNI y salir de esa calle angosta y sucia.

Unas líneas para tu sexo, para tu sudor que me cae en el rostro, para tus jadeos reprimidos en mi oreja, para tus movimientos desesperados y plausibles, para tus poses que me enloquecen, para tus orgasmos primerizos, para mi satisfacción posterios.

Tengo unas líneas para las locas ganas que tengo de hacer contigo lo que hice con otras. No esperando hacer lo mismo, sino haciendote sentir distinta que otras tantas, bajo el suspiro anhelado de la luna.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Un día igual que los demás

Hoy me levantaré con las mismas pesadillas de siempre, con el mismo malestar que ayer, que ante ayer, que la semana pasada. Arreglaré el cuarto con lentitud ocia, con parsimonio ridícula y veré el cielo gris de mentiras bochornas y de sudores permisibles. Hoy desayunaré lo mismo, sólo, con mi madre pasando de un lado a otro de la sala, yendo y viniendo; con el rostros de mi viejo que se arruga hasta explotar, que se estriñe, que no se contiene. Subiré de vuelta a mi cuarto y escucharé las mismas discusiones de siempre, las mismas réplicas, los mismo insultos. Pondré almohadas en mis oídos, cantará alguna canción fuerte que llegue a mis sentidos para no escuchar... como todos los días.

Tal vez vea un película, escuche un disco sórdido, o escriba un relato malo. Trataré de matar el tiempo con viejos sueños o recuerdos en regalos bien forrados bajo el árbol. Hoy escribiré una canción que olvidaré mañana, una tonada que se repetirá con otra letras y con otras voces. Discutiré, jugaré, pelearé, cantaré, bailaré con mis hermanos y esperaremos que sea de noche par darle sentido a este día.

Veré las luces moverse bajo el fondo oscuro, las imágenes quietas al fondo de la sala, los regalos para los chicos que no se levantarán hasta mañana. El olor de la cena que llega como cualquier otra; los familiares de siempre que se sientan en la sala y conversan sobre política o sobre el carro nuevo o el partido de ayer. Lo de siempre.

Hoy es un día igual a los demás: No tengo sus ojos aún en el bolsillo de mi camisa, aún sigo suspirando por la sonrisa y los movimientos ajenos de alguien que puede estar al otro extremo. Hoy sigo sintiéndome como un melancólico empedernido y con la sonrisa que aparente serenidad y suavidad. Hoy no la tengo y sigue siendo un día como los demás envuelto en y puesto bajo el árbol brillante.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Ojos de días

Hoy vi tus ojos después de días y tenían esa agradable curvatura alrededor de toda su composición. No había crecido, pero se veían grandes y profundos, sonrientes y accesibles. Mantenían esa circunsferencia envidiable de amaneceres apacibles y sueños circunspectos. Esa sensibilidad de mis ojos al ver el eterno resplandor de su grandeza, de sus tinieblas.

La iris, fija en mí y en mis movimientos, me intimidaba con violencia, son sórdida intromisión. Los evadía por dolor en vez que por temor. Los quería frente a mí siempre; pero ellos me esquivaban cuando eran míos por segundos, cuando podía cogerlos en mis manos y jugar con los párpados, cerrándolos y abréndolos, abriéndolos y abriéndolos.

Esos eran tus ojos que no veía en días.

Los mismos de siempre.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Sueño contigo... y muero.

Hoy soñé nuevamente contigo, pero también me ahorcaban varias veces. Era un hombre con una máscara que, creo, había visto en alguna película de bajo presupuesto china o en alguna argentina recomendada por un viejo amigo. Te veía danzar a lo lejos, incitándome a los celos, al deseo; pero siempre lejos. Si quería avanzar retrocedía, y si volteaba aparecía un cordón que, lentamente, iba siendo colocado en mi cuello. Miraba para atrás y estaba esa máscara... y no había tiempo para más.

Como en todo sueño las cosas ocurren de la nada y por nada, casi como en la vida real. Aparecí caminando por las calle, escuchando una vieja rola con pianos divertidos y voces poéticas. Te vi nuevamente ahora conversando con esa gran sonrisa y con los ojos que a veces, sólo a veces, se topa conmigo, moviendo mi mundo. Me acerco, pero esta vez tú me mandas al desvío preguntándome por chicos o viejos dibujos en la pizarra. Te sigo insistiendo y al final me mandas a la mierda. Ahí apareció el de la máscara por segunda vez.

Sería ilógico morir por segunda vez, incluso en un sueño. Me levanté con un miedo terrible y con la noche que aún se mostraba intolerante a la luz. Me volví a echar... ese de la máscara me estresa; pero vale la pena sentir el ahorco y verte por ahí, en las callejuelas de mi imaginaria modorra.

Al final mi vida es parecida: al no tenerte es como si me ahorcaran, me flagelaran, me acuchillaran y me escupiran. Un poco más de lo mismo no cae mal.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Noches en que olvido que eres tú y soy yo

Te vi sentada ayer bajo luces de neon y miradas deseosas de tenerte de pie. Te vi observando el espectáculo del cielo, el sempiterno olor  de la compañía, el estruendoso danzar de tus piesitos al sonar de la música que nos pone en ridículo o nos convierte en masa densa, casi etérea, mierda onírica, casi fantasmal.

Mis ojos no se mueve como el común de los ojos. Buscan unos en especial, que se disparan entre sonidos y luces, entre olores y cuerpo, entre bebidas y humos. Se entrelazan en segundos, nublados por la oscuridad, a veces iluminados por ráfagas de colores que se inmiscuyen en mi búsqueda y en su coincidencia.

Me acerco, te veo, veo tus facciones a través de la oscuridad, su aparente desconformidad con el momento, con el tiempo, con el lugar. Me acerco, te veo, me muero, te siento y revivivo. Me acerco y te vas. Te llevan, conviven en un simbólico acto de diversión aunada con sensualidad mutua. Te veo irte a bailar.... Siempre seré el segundón para ti.

Espero algo más, la veo sentarse de nuevo. Yo le doy en este convencional acto con otras damiselas, mientras ella, sentada en el sillón ve todo alrededor y puedo ver lo que ve al ver sus ojos. Termina el sonido abrupto y comienza otro. Es mi oportunidad, la veo desde lejos y le tomo de la mano, la llevo de a pocos, se deja llevar, la cojo de la cintura, de deja llevar, me dejo llevar:

- ¿Cómo va todo?
- Bien, ¿y tú?
-  También... has visto al perro allá afuera
- ¡Sí! Bien bonito ¿no?
-  Sí

Y murió la noche. A tomar hasta las 6 de la mañana para borrar mis lentas ganas de hacerte mía.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Entre motivaciones

Busco el motivo necesario para arrastrarme de los pelos hasta tu cuerpo. Declarar una invitación sin que se me hundan los ojos, que se me pinche un dedo; sin que se me lengue la traba, sin que sude hasta en las uñas.

Busco un situación en la que estes viendo el cielo razo, donde este de espaldas a mí y me acerque cabizbajo. Busco la escena perfecta que me quiten los mismo temas, que me arrebaten las mismas palabras que siempre te tengo que contar, que solo seamos tú y yo, o tú y sólo tú.

Busco ese momento en el cual te pueda decir: eres lo que necesito.

sábado, 12 de diciembre de 2009

En mi camino.

Doblo la esquina y veo de eso que siempre miramos todos. Algo de aquí, un poco de acá, sazonado con un pizca de lo otro; sabemos, probando y dejando, que estamos en casa, que podemos andar sin preocuparnos de no encontrar choros, o viejos locos conocidos. Un indigente pidiendo limosna... nos jode, pero ya es pan del día y andamos por su lado dándole un buenos días cordial.Seguimos rumbo a un destino que tiene poco de ser llamado de ese modo; más de modo divertido y pueril.

Andamos unos 4 por las pistas y grietas y choques y rostros. Corremos de colores, de sonidos fuertes, de humo petrificante y de llantos famélicos. Mi rostro queda rezagado viendo ambulantes y productos que empachan mis pensamientos y sucumben ante la soledad en mi panza. Dejo las monedas en el bolsillo de la camisa: Me servirán más adelante, pienso... y el rostro no cambia.

Y es que te dejé atrás, entre rostros extraños y soledades mías. Te dejé entre mil distancias y tu sonrisa que se me escabulle del campo de visión, que se queda mientras avanzo, que te apresionan esos brazos que molestan, sobre tus ojos que me pesan.

Cuadras adelante. El bolsillo vacío. La cabeza en otro lado. Un presente en la bolsa. El estómago vacío. Un uy al lado. Un mira quién viene. Mi mirada que busca algo. Mis ojos que te encuentran. Tus ojos que me retraen. Tu sonrisa que me aprisiona.

Chau.

jueves, 10 de diciembre de 2009

De estar lejosy otras inquietudes.

Llama la inquietud ciertos sentimientos de sosobra, de aburrimientos, de tristeza quizás, esos momentos en los que te tengo lejos, en los que tu sonrisa y tu mirada se encuentran a metros de donde yo pueda apreciarlo con una sonrisa igual de alegra o una mirada aún más inquisitiva. Son de esos momentos cuando de lejos te veo mejor que nunca, pero te ausentan con dolor inyectados en mis cabellos.

Un bostezo y vuelvo la mirada, el dolor punzante aparece en mi ojos, convirtiéndome en piedra, para no volver la mirada jamás. Pero debo mantenerlos fijos en el libro, fijos en mi cuaderno con apuntes cientificistas que nos obligamos a construir y proyectar. Letras y sentencias firmadas en papel que justifican mi pena, tu distancia.

Al final te veo ir con el cabello que no se debe amarrar, que debe quedar así. Con los ojos que me dan una despedida algo exagerada, pero que deben despedirse así. Con la sonrisa que sonríe y que otra punzada me da en la costilla derecha, pero que siempre debe punzar. Con el chau directo a mí, que me alegra con encandilada pasión, pero que siempre está embadurnada de tu adiós.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Plata, letras

Uno busca en sus bolsillos un sencillo que tenga valor para obtener letras en papel. Cada pequeño círculo es indispensables, cada tamaño, cada número inscrito en él. Siento algo más que canicas cortadas: papel, con números y caras que bailotean en mis dedos esperando salir.

Libros, libros y libros están frente a mis ojos que exploran sin descanso el viejo e inconquistable espacio a mi alrededor. Plata, plata y plata, lo que no hay, lo indispensable para obtener conocimiento. Siento que cada desgaste, cada insomnio, cada debacle sirve para poder obtenerlo... pero ¿a tanto precio?

Tengo los libros en la bolsa, pero la plata a desaparecido con rapidez, casi instintivamente a la mano del vendedor, que coloca otro título en el estante, esperando seducirme.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Eres mis días

Eres los lunes a viernes de 6 de la tarde a casi las 10, cuando la noche brilla bajo los faros amarillos y cretinos y sigues siendo esos ojos que me ven desde alguna parte, alguna vez.

Eres los cursos que me gusta estudiar, los que no presto atención, los que me hacen escapar de clase, los que me hacen leer algún cuento feliz o una novela póstuma, los poemas que te escribo mientras te veo lejos... ni tanto.

Eres el número de carpetas que te separan de mí, eres las cabezas vitales que prestan atención, los lapiceros que no dejan de escribir, las hojas que se llenan y llenan de información, el espacio lejano, la columna de al lado.

Eres los amigos que me presionan a hablarte, a molestarte, a mentirte, a morirme, los que me dicen que te dija que me gustas, los que me dicen que te diga lo que siento.Eres las chicas que me molestan, tu amigas que no les interesa, los chicos que se burlan, los amigos que me aconsejan.

Eres los viajes de ida y los viajes de vuelta, cuando quiero verte y cuando no quiero soltarte, los buses vaciós bajo el sol que se esconde, y los buses llenos bajo la tibia noche.

Eres los exámenes que jalo, los 18 que saco, los plajes que te paso, las respuestas que te lanzo, en susurros volteando para decirte algo, pero es para mirarte de cerca, bajo la mirada inquisitiva, bajo la nota en rojo.

Eres mis días en lugar grande, esa plataforma perfecta que me sirve de descanso; que te sirve de artefacto.