martes, 29 de junio de 2010

Rarezas

Te siento más cerca que en cualquier otro momento, pero me invade el miedo de no acercarme más y solo alejarme, alejarme hasta que nuevamente los holas sean una costumbre en el calendario. De andar por tu lado y verte a escondidas, por el rabillo del ojo, y actuar como si no me interesaras, siempre mirando a otro lado menos tu rostos dulce y pequeño, siempre de porcelana y de resorte que caen en tu frente presta a ser rozada por mis dedos.

No. No quiero eso. Quiero acercarme a ti y poder hacerte reir con el movimiento de mis dedos. Hacerte molestar con lo pesado de mis ojos. Asustarte con lo hondo de mis ojeras. Quiero ser parte, aunque sea pequeña, de tu vida, de tu cotidiano trajín, de tu extraño clima, de tu caminar pavoneado, de su sonrisa a flor de piel.

jueves, 24 de junio de 2010

Desarmado

Mi cuerpo está regado por toda la universidad. Uno de mis pedazos cayó cerca de tu carpeta. No sé si lo recogiste pero siento tu calor que se transmite por las demás partes, escondidas en la laberíntica y tediosa alma mater. No siento interés; es más, no siento que estés cerca. Así que lanzo nuevamente una parte mía, de las tantas que están dispersas, a tu lado. Mi extremidad cercenada se arrastra a lo largo del piso, va despacio por tus pequeñas piernas, chiquitas proporciones de tu perfección, y me alojo en tu cartera. Me voy contigo.

Y descubro lo interesante que es la vida contigo. Siento tu risa resplandecer por momentos, tu mirada buscando tus lentes metidos en la cartera, topa con mi parte cercenada durmiendo, esperando que me des la cara para verte los ojos pequeños y triste que se convierten en sonrisa cuando me ves y me dices hola.

Ahora lo difícil será buscar mi cabeza y lanzarla cerca de ti para decirte que me gustas.

miércoles, 23 de junio de 2010

Diadema

Poner en cuestión los sentimientos siempre obliga a ponerse la mano al pecho. Incrustarla bien en el pecho y tocar el corazón, con aorta, con venas, bañado en líquido vital. Es que uno no puede ser ajeno a los sentimientos y, mucho menos, a las consecuencias que trae consigo su posible gloria o sus terrible final. Por estos días yo actuo sobre estas dos definiciones: una que me somete al exilio y otra que me seduce a la alegoría general.

No es una cuestión extraña sentir ambas sensaciones instantáneamente. No se encuentra en la doxa que por lado quieras enfrentarse a la pequeña y ensortijada mirada triste y pequeña, y por el contrario alejarte, expoliarte, caudarte, largarte de las curvas y miradas que te han traído pena. Es más, muchos de estos sentimientos se funden en uno mayor: desquicio total de los sentimientos. Pero dejemos las patologías por unas cuantas líneas.

Y en uno de esos caminos estás tú, pequeña de ojos caídos, en el magma donde los sentimientos se funden con las palabras, con las intenciones y las sinrazones; con los detellos a medio cielo, con los deseos en pleno desierto, con las incongruencias que tu solo nombre afecta mi integridad.

Y en el otro caso estás tú, curvas afiebradas en cauchos, que me hace surmergirme en las teorías y en las tentativas. Eso de pensar con los sentimientos y sentir con la razón. Ese camino donde ya sentir está cuadriculado y pensar está perdido.

Me quedo con el primer camino.... acaso el menos complicado y el más doloroso.

domingo, 20 de junio de 2010

hace unos segundos...

... y verte como cada nueva noche, entreteniéndome entre mensajes que no son para mí, pero por los cuales me escabullo y recibo un pedazo de ti. Palabras que se acomodan en mis intenciones, que las armo con el fin de hacer el camino más accesible y menos tortuoso.

... y sonrío. :)

jueves, 17 de junio de 2010

¿En qué me has convertido?

Te miro, fijamente, y me pregunto en qué me has convertido, cuando te das cuenta que te sigo viendo a pesar de que me saludaste días atrás. Me pregunto todavía más cuando sospecho que te ríes secretamente de mi estúpida cara, cuando volteas por el pasillo, donde mis ojos no llegan a ensortijarse de tanto ensortijamiento. Me cuestiono con seriedad cuando tus ojos se abren y los míos se achican, cuando intento arrodillarme y tú vuelas y flotas del piso mugroso de universidad atroz, cuando para que te acerques no se necesitan más de dos o tres pasos; mientras que yo necesito de dos a tres vidas nuevas, que me hagan menos tímido y más lanzado.

Es que me has convertido en un pedazo de papel, con un escrito de HOLA que es mi discurso diario para conocer tus gustos, tus sueños, tus pesadillas bajo la almohada, tus manías, tus juegos seductores, los lentes que no te pones, las veces que cuentas los autos rojos que pasan por la carretera, el chisme del momento con tus amigas, del tema de conversación en mis noches invadidas en alcohol, en mis inconciente deseo que despierta en nocturnas semblanzas...

Me has convertido en el tonto de las notas sin remitente implícito.

miércoles, 16 de junio de 2010

De esos días que necesitas que acaben.

La pistola me apuntó en la fría noche.

Lo sé en el momento en que la voz grita un ¡quieto! desde el fondo callejón, envuelto en fría noche y apacible niebla. Me detengo un momento. A pesar de que mi respiración es rápida y mis latidos golpean mi pecho conpungido por mi soledad innata, no tengo miedo. Lamentablemente para el ladrón, hoy es de esos días que necesitas que se acaben rápido... Pero es algo más lo que se insmiscuye en el silencio sepulcral de mi tormento: Hoy, como nunca lo deseé, quiero morir.

Reanudo la marcha y mis pisadas son lentas, duras, cansinas, como la disposición de mi elección. Los ¡quieto! suenan más fuertes, pero se pierden en la soledad que me embarga, que me controla desde hace unas horas, cuando te vi partir, de esa forma que nunca imaginé verte. Las amenazas se diluyen en la gris y apacible noche, que me convierte en parte de su negrura, que busca estamparme en la sombre que invade las calles, las paredes, mis ojos llenos de lágrimas.

Las amenzas, y hoy es de esos días que necesitas que acaben rápido...

...

y acaban.

martes, 15 de junio de 2010

Poemetría: No eres más que...

Necesito más de esas imágenes
para convencerme de que solo eres las chica de la carpeta de a lado
Para no mentirme más con esas miradas que no son para mí
Dejar de voltear el rostro con la tonta intención
de descubrir tu perfil
de ver lo blanco de tus ojos
los oscuro de tu iris
lo bello de tu córnea

Necesito verte más lejos y mejor acompañada
para jurar no volver a acercarme
con intenciones bastardas
Terminar este idilio perdido
entre sueños oscuros
y lecturas políticas
Olvidar
que las palabras que me das
son sólo para que no haya
perturbaciones entre nosotros

Necesito alejarme de ti
en una última tentativa
por hacerte mi amiga
Por un último suspiro
por no enamorarme
más.

sábado, 12 de junio de 2010

Poemetría: Me voy

No te enfades si te digo que 5 dedos no son suficientes para decirte adiós
hacen falta 5 más para poder partir sin que baje la mirada
y deje de ver tus ojos.

No te enfandes si muevo las manos y las 10 dedos de izquierda a derecha
de derecha a izquiera
en una tentativa de mostrarme
más payaso
y menos melancólico.

No te olvides de mi tan rápido
Espera a que el tren se pierda en la niebla gris
que mis dedos se pierdan
y sean nuevamente 5
de un adiós incompleto

No te enfades si te digo te amo
al lado de la palabra adiós
Pues solo corroborará mi miedo
mi triste perversión hacia el olvido.

viernes, 11 de junio de 2010

Poemetría: Interrogante

No te enojes si te digo con la mirada que me gustas
No te molestes si llevo la verguenza en la cara
si no puedo ni aguantar dos segundos viéndote
sin parar

No me desprecies
si te dicen que me gustas
y no puedo hacer algo
para mantener esa sentencia al pie de la letra

No me olvides
no te pierdas
si no hago demasiado
si lo único que tengo
es mi mirada lejana
y mis tontas ganas de hacerte mía
sin esfuerzo

No te molestes
sin que antes
te pregunte
¿cómo estás?

martes, 8 de junio de 2010

En este momento...

Comencé... a recordarte. Me gusta esa imagen de bajar un poco mi cabeza para verte y tú subiendo tu cabeza para verme. Recuerdo el color cobrizo de tu piel, el cabello cayendo por el lado derecho de tu rostro. Tus maneras, tus manos, tus gestos, tus ojos brillantes por el cansancio, por el alcohol, de tu caminar distantes; viéndote, siguiendote con la mirada para que no caigas.

Desperté... y no recuerdo tu voz. No recuerdo que hayas dicho mi nombre... no recuerdo que hayas dicho, sí, también...

Y ahí quedó todo. Lo demás es un paseo inmoral por la virtualidad, esa que nos miente y que juega conmigo a tenerte.

sábado, 5 de junio de 2010

Hoy, hace unos minutos.

Y te he visto conectada en alguna página virtual, en cierta red impersonal que nos conmueve, que nos aproxima y que, lamentablemente, no separa aún más. Sólo te muestro mi superficialidad -la triste hipótesis que pretendo objetivizar en una tesis sin pies ni cabeza-, una pequeña parte del iceberg, solo un pequeño pedazo debajo del camuflaje.

Y lo único que puedo ver es tu foto, que me destruye y atormenta per se. Veo también tu nombre, que me lo sé de memoria, que lo recito cada noche como un rezo en un santuario salvaje, por medio de sonido guturales que simplifican mis ganas de gritar tu nombre y hacerte aparecer, sentada junto a mí, contandome historias y viéndote reir como te ries; siempre contu amigxs... nunca frente a mí.

A mí sólo me pertenecen miradas vacias o muecas sin algún símbolo que me adelante en el camino. Para mí sólo está dispuesto tus cejas fruncidas y tus miradas lejanas desde los balcones de la universidad. Tú tienes para mi tu lejanía, tus brazos al aire, tus miradas através de los hombros carcomidos por la soledad.

Y es todo eso... con unas cuantas cervezas encima... un todo un sentimiento queriendo salir desde dentro.

jueves, 3 de junio de 2010

10:15 pm. de ayer

¿Por qué me resultas tan misteriosamente hermosa? Detrás de tus cabellos ondulados, de tu mirada perdida fuera de mis ojos. ¿Por qué eres tan beautiful? tan chiquita como suena la palabra; tan exquisita, tan pequeña, de una forma que me obligas a escribirte cada noche, a pensarte cada vez que cruzo la universidad, a cada peldaño que me sube un centimetro más del suelo, a cada saludo que busco, a cada encuentro que imploro.

¿Por qué eres tan indecente para mis gustos obscenos? Será que no llego a cumplir tus expectativas o que tú vas más allá de mis deseos, eres más que mis estereotipos de chica ideal, de mujer a quién amar, el modelo que quiero desear. ¿Por qué seguimos tan lejanos? ¿Por qué me gustas tanto?

Creo que es el momento de dejarme de destierros absurdos y de inspecciones a medias... Dejemos de ser nosotros mismos. Conozcamos como no sabemos hacerlo.

miércoles, 2 de junio de 2010

4:00 de la tarde de ayer

La vió sentada entre los pasillos que se carcomen entre sí. Necesito verla uno segundos para decidir acercarse. Le tomó otros segundos más, detenerse, y continuar, para planear lo que le diría a penas la tuviera al frente. Su corazón quería salirse del cuadro con un solo latido y llevarse lo que sentía de un jalón. Supo que era su momento. Sudaba, en pleno invierno. Temblaba, más por temor que por frío. Reconoció por un instante que ella no se movía, que no se inmutaba ante lo que pudiera ocurrir a su alrededor.

Las piernas de ellas estaban cuadriculadamente dispuestas sobre el piso. Su espalda, quebrada y tibia, descansaba sobre la pared despellejada. Sus cabellos ensortijados y tensos disipaban el aire, contraída el ambiente, apretaba las sienes. Él se dejó estar. Sólo dos pasos más, sólo uno más. Ella que levanta la mirada...

y silencio.

De esas miradas que duran vidas enteras, que no necesitan palabras para decir lo que está metido en el corazón, en la aorta, en la vena más pequeña...

y se dio la vuelta.