sábado, 24 de septiembre de 2011

Poemetría: In(suficiencia)

No hacen falta exigencias
para satisfacerme en tu presencia
lo bueno, nena
es que no tienes que hacer nada
para complacerme

Basta un roce intencional
una casualidad que yo busco
con intensidad
un movimiento que 
realizas sin pensar

Me es suficiente una mirada
perdida entre tantas otras
si es que miras
mis cejas 
mi nariz
yo busco penetrar
en tus pupilas
incorporarme en tu alma

No necesito tenerte cerca
unida a mí
con pegamento industrial
me basta saber que tu presencia ronda
mi espacio
que ausente y presente
que volteo y te veo
que observo y te siento.

Me siento satisfecho
al sentir esa avalancha sonora
proveniente de tu boca
no necesariamente para mis oídos
pero que se entromenten
queriendo cada vez más
reconocer tu timbre de voz.

Me son suficiente nimiedades
para quererte
como te quiero
una vez verte
me es suficiente
para seguir viendote
por siempre.

martes, 20 de septiembre de 2011

Luciana, la de los cabellos garabateados.

Luciana era su nombre. Pequeña, flaquita, cabellos como garabatos, ojos grandes bien delineados, de perfil aguileño, labios moldeados con delicadeza terminando en finamente en al consecución de una sonrisa a medio dar, mal hecha, casí por obligación.

Me gustó, no lo voy a negar a estas alturas. Pero en ese momento su sonrisa mal fingida y su falta de interés me obligaban a pensar, idea que acerté, que traída con engaños a esta reunión. Theodoro miraba atentamente la escena: yo la miraba atentamente con mi sonrisa de bienvenida, esa que pego con esfuerzo en mi cara cualquiera que sea la situación. Me quedé pegado a su rostro, a su cabello indefinible a sus ojos que me esforzaba para mantener los míos pegados a los de ella. Ella miraba todo menos a mí, lo que fortaleció la idea de sus forzosa presencia en esa reunión; no sabía que hacer con las manos y bajaba la mirada cada tantos segundos para mirar al gato feo, esperando que diga algo, que le dé instrucciones sobre qué hacer o cuáles eran los objetivos de aquel encuentro.

Fui yo quien habló.

- Mi nombre es Ramón, tengo 24 años, soy sagitario...

- Mi nombre es Luciana -me cortó como si voz fuera una navaja-. No sé qué hago acá -su falta de tino destruyó mi sonrisa pegada con delicadeza-, el señor Adorno creo que tiene algún plan para nosotros-. Y lo volvió a mirar.

Me reí, con entusiamo, por la situación, por las malas ganas de Luciana, por haber escuchado 'Sr. Adorno', por los aires refinados que había adquirido el gato feo.

- Señor Adorno -contenía la risa- dígame de una vez qué hacemos acá.

- Muy fácil señor Sach. La señorita Valencia es elemento aire.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Poemetría: Escape

Mientras - exista - el escape - puedo -conjugar espacios - reelaborar estrategias - escribir palabras - que carezcan de sentido - 

Mientras
             tu
                 escapas
                             por la 
                                      escalera
                                                  de emergencia...


con tus ojos
reencontrarme
y
en tu pecho
perderme
tus muslos
de tus rodillas
cogiéndome
por el ascensor
subir
quiero
yo


                                                                                     encontrarte
                                                                                                      en la azota
                                                                                                                      sabotear
                                                                                                                                   tu orgullo
                                                                                                                                                  y hacerte
                                                                                                                                                             mía

Mientras - exista - el escape - debo - preparar - la manera perfecta - de sabotear - tu huida - con un verso.


domingo, 18 de septiembre de 2011

Intentos, creación, regresos y elemento aire.

Tenía la hoja en blanco frente a mí, pura, sacrosanta, dispuesta a ser ultrajada, violada, cercenada y desgarrada por tanta palabra mal dicha, tan mal utilizada. Estaban mis dedos moviéndose con inquietud, deseando poder soltar las frases que se inmortalizarán en el espacio, en el vacío cálido e indescifrable de la nada. Estaba mi alma presta a desnudarse y dejar en claro que mis sentimientos serán procesados en grafías, decodificadas y puestas a la venta. Mi mente se encontraba con la puerta abierta para dejar a los demonios a su libre albedrío y comenzar a forjar las ficciones que se prestan solo para novelas o cautivar mujeres en la oscuridad y el alcohol.

Sin embargo, como una pesada piedra que se ha colocado con la peor de las intenciones, una fuerza sobrenatural que trata de impedir el proceso creativo, esa última aseveración del gato bloquea cualquier intento por generar una idea. Aún recuerdo su ojos remarcados por la luz tenue de mi habitación, sus bigotes cayendo al compas de su mandíbula que pronuncia una simple frase que destruyen mis nervios, que no dejan de dar vuelta el circuito de mi imaginación:

¿Quién te ha mandado?

Chico, para saber eso tienes que hacer muchos méritos.

Intuí algo desde que lo vi, ese gato sabe algo, sabe más de lo que pregona. Tal vez esa inconciente intuición fue la que me obligó a hacerle ese pregunta, muy elaborada, pero que en su momento no tenía ninguna intención. ¿Quién te ha mandado?, ¿quién podría mandarme a un gato parlante a joderme la vida? Comenzaba a proponerme situaciones y posibilidades alrededor de ese gato. Mientras que él aún no aparecía, no se dejaba ver al lado de la ventana, con su cigarro mentolado (para refrescar la garganta); había desaparecido.

El trajín de los días me obligó olvidarme del gato feo. Ni siquiera recordaba su nombre, que lo había dicho un sola vez, dejándolo al margen terrible del olvido. Lo olvidé.

Pues el destino juega siempre al margen de nuestra memoria. Una característica especial de las situaciones y momentos que, una vez olvidados, vuelven siempre a la línea de tiempo por el cual rondamos. Pues el gato feo llamado Theodoro W. Adorno (volvió con la misma presentación de la primera vez que lo vi), apareció en mi ventana con una noticia impregnada en incertidumbre y envuelta con una pizca de curiosidad:

 - Señor Ramón Sach. En mi ausencia le he preparado una cita con una joven que será de su agrado. No tiene nada de que preocuparse; ella es del elemento aire.

Y yo no tuve que decir más.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Poemetría: Existes.

Existes
como pieza incompleta
como paradigma incogruente
como intención de ver un mundo
que no concuerda con los números.

Existes
como la sola palabra da un augurio
un acercamiento
una intención del subconciente
una codificación de pasiones y temores

Existes
en el paso que sigue
en la sombra que eriges
en el suspiro que imprimes.

Existes
vertical
desde la punta de tus dedos
hasta el ápice de tu aura.

Existes como primavera
en el lejano eco
que se entromete en papeles
en noches en vela
en viejos boleros

Existes
sólo como sabes hacerlo
para enloquecerme.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Poemetría: Servirte

No me sirven más
las palabras escondidas
las letras pequeñas
las intenciones disueltas
en un simple receptor

No me sirven más
tu pensar desde lejos
tu alma entre dunas
en colores desconocidos
tu mirada para el paisaje
alejado de mis ojos

No me sirve saber
que piensas en mí
aunque en realidad pienses
en la vida que sigue
después de haber dado el paso anterior

Me sirves envuelta en mis brazos
calculados con precisión
para no ahogarte demasiado

Me sirves a la medianoche
donde las únicas voces que suenan
son la tuya muy cerca a mi corazon
y la mía
intimidante
en tu oido

Mis sirven tus manos
no tan pequeñas como piensas
haciendo de medida extraña
con las mías

Me sirven tus ojos mirandome
excrutándome aún con extrañeza
la córnea, la iris
el párpado que se cierra temeroso
ante el poder de tu mirada

Me sirve el mundo ahora
cuando tu lo completas
como figura holograma
la última para completar
el album.

No me sirves como estás ahora.
Me sirves justo a mi lado
sin hacer nada
solo colocando tu presencia
muy cerca a mí.

Para lo que sirvo yo
viene después de esa simple condición.
Yo solo sirvo ante tu cercanía.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Poemetría: Conocer y saber.

De qué me sirve
saber que 2 + 2
es 5
o que el cuadrado
tiene 90 grados
en todos sus ángulos.


De qué me sirve saber
que giramos alrededor del sol
y que la luna gira
a nuestro alrededor.


De que sirve escribir
conocer 24 grafías
y muchos más fonemas.


De que sirve tener el tacto
intacto
para diferenciar
entro lo suave y lo áspero.


Lo único que me sirve 
conocer es:


Que 11 + 10
me da tu edad
que los resortes
no tienen ángulos
sino intenciones.


Que yo giro alrededor tuyo
y tu giras alrededor
de mi pasiones
extraños cálculos
mórbidas manifestaciones.


Que no necesito escribir
si puedo decirte estos versos
al oído
escribir en tu piel
hasta recogerla toda.


Que suave es ahora
todo lo que toco
áspera mi piel
al sentirte cerca.


Es que conocer
perdió su significado
al conocerte
al suplir todas la verdades necesarias para vivir
solo saber de ti
me completa.

La suerte del gato y chau.

Escuchaba Sonic Youth cuando el gato feo se fue. No fue el mejor recibimiento ni la mejor forma de despedirlo, pero su alegato contra la literatura base y su constancia para lograr la innovación me llenó de aburrimiento. Habló sin parar, no respiraba, no se permitía una pausa, sólo tocaba con sus patas los bigotes que interferían con su parloteo insaciable. Por momentos daba un suspiro, se peinaba con su lengua áspera, momentos en los que lo miraba detenidamente... ¿realmente estaba ahí para ayudarme? Lo único que hacía era exasperarme con su voz sabihonda y sus aires de orgulloso personaje de novela.

- Tienes suerte de toparte con un gato que habla. Estoy seguro que si apareciera un gato negro le echarías la culpa de tu fracaso novelesco. El destino ha querido que tu ventana sea la más idónea para echarme una siesta; ya depende de ti que me alimentes adecuadamente, me brindes un ambiente cálido de convivencia y tengas temas interesantes de conversación para mantenerme aquí, apoyándote en lo que seguramente será un gran producto. Claro, no todos los escritores tienen a la mano un gato que habla... ¿o sí?

Tenía suerte el gato de que yo no me encontrara de mal humor. Ya sonaba en el parlante Medium de Cerati y no tenía más que la introducción en de la novela que me prometí escribir. Dejando mi mutismo hermético me aventuré a preguntarle algo.

- Theodoro... ¿Quién te ha mandado?

El gato sonrió. Nunca había pensado encontrar un gato que tuviera tantas características humanas, sentía que había sido forjado con una esencia distinta a lo de los demás gatos. Esa sonrisa, esa mirada, su forma de hablar, ese gato estaba perdido, era uno más de nosotros.

- Chico, para saber eso tendrás que hacer muchos méritos.

Desde ese día y por pura curiosidad, el gato feo y hablador se quedo en casa. Pero en ese momento, repentinamente, se fue.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El inicio con la voz rasposa del gato llamado Theodoro.

El gato era feo. Todas las novelas parecen estar condenadas a tener en su argumento un gato que es del agrado del personaje principal; o del agrado del escritor, quien siempre menciona las cualidades perfectas del gato que entra a escena y que no necesariamente es del agrado del personaje principal.

En este caso el gato que se acercó a mi ventana era feo.

Era una gato rechoncho, de pelos esparcidos casi a propósito por él mismo. Emulaba a una bola de nieve, aunque su pelaje era de un color plomizo con entonaciones negras. Por un momento me vi al espejo al ver al gato feo. La única diferencia sustancial eran los ojos: sus ojos cetrinos eran gigantes; mis marronescos ojos, pequeños.

Y bueno, él era un gato y yo un ser grande de lentes sentado bajo la luz tenua de la luna, intentando escribir una novela.

Me pareció un buen augurio para darle inicio a mi proyecto. Un gato feo, lejos de la estética gatunezca de escritores conmovidos por el género felino me ofrecía una luz de innovación frente a obras similares. Todo iba en un transitar feliz hasta que el gato me habló.

- ¿Ya sabes de lo que vas a escribir?

Una voz rasposa, como su lengua, tal vez producida por la maraña de pelos que se aloja en su garganta; tal vez las noches de insomnio y pestilente lucha por sobrevivir. Esa voz que nunca había imaginado en la realidad, solo reproducida en series de bajo presupuesto, en películas fantásticas y novelas impresas en grandes editoras estaba ahí, proveniente desde mi ventana mal cuadrada. El gato me hablaba y pensé, carajo, un cliché más que debo de evitar.

- Aún no lo sé -le dije sin mirarlo, con desdeño. Esperé a que se vaya ante mi indiferencia.

- Mi nombre es Theodoro W. Adorno. Quizás pueda ayudarte a escribir esta novela. Es por ese motivo que aparecí en esta ventana, esta noche, en este frío.

No tenía pinta de llamarse Theodoro W. Adorno, ni Jorge Luis Borges ni Levi Strauss ni Keith Roger Barret... Tenía toda la cara de llamarse Ramón.

- La única forma en la puedes ayudarme en mi novela es dejando de hablar...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mi nombre es Ramón Sach. Tengo 24 años con 10 meses y dos días. Nací un viernes a las 8:42 pm. y culpo a esa arbitrariedad mi obsesión por la noche. Mido 1,78 cm. y peso 1 000 kg. (no pregunten pero sí, soy grande), aunque ese lejanos viernes del 5 de diciembre del 86 apenas pesaba 7. Tengo el cabello negro, no tanto como quisiera; algunas veces brilla y otras se opaca tanto o más que mi estado de ánimo. Mi cabello no tiene forma, algunos días es lacio, la mayoría intento que sea enrulado y las veces que no quiero, que son varias, son trinchudos.

Tengo lentes y soy sagitario. El signo de sagitario pertenece al elemento fuego y es compatible con los del elemento aire...

Demasiada información que intenta llenar la hoja en blanco. Mi nombre es Ramón Sach y solo quiero escribir una novela.

Hoy comienza la ardua tarea de escribir una novela que tenga final y comienzo, una historia que se rebele en cada capítulo, partes innecesarias para completar la trama, únicas en su singularidad, que forman en su totalidad la historia de alguien que tiene demasiado egocentrismo para escribir de sí mismo, o necesita de esta terapia personal para creerse egocéntrico. Una historia que muestra que mi vida no es tan fascinante como la vivo, sino tan increíble como la veo. Un relato que muestre lo que mis ojos quieren ver, necesitan, o ven en muchos momentos.

La novela tratará de conejos de ojos rojos que se dejan vender en las calles limeñas, de colores roba tiempo que dan bocinazos de bienvenida en la oreja, de mujeres y hombres retorciéndose de pasión en alguna esquina que los complete, de los ojos que nos miran de forma ecléctica, de nuestros ojos mirando de manera holística. Es la historia de todas la mujeres que nunca tuve y la única que quiero ahora. De los fracasos que tuve y las esperanzas que fabrico. Es el cuento de los poemas y versos, de los días grises y noches que no duermo. Una historia que se completará con la secuencia del día siguiente, o el fracaso del día anterior.

Hoy comienzo a escribir esta novela... y así conocí al gato.



sábado, 3 de septiembre de 2011

Poemetría: Desde hoy.

Ya no sucumbiré a risas preocupadas
que revuelvan mis pensamientos
a temblores mal infundidos
en miradas lejanas y saludos informales.

Ya no me dejaré llevar por la inconciencia
un camino de fantasía que completan la mente
de cuentos de hadas
de poemas de amor

Ya no permitiré que mis noches
suenen a vacío
a madera vieja
con adioses perdidos
en el camino largo hasta tus oídos

Ya no imaginaré tus manos pegados a los míos
tus labios delineados con brillos
tus ojos cercanos hasta borrarse
el cabello que se entromete en mis narices

Desde hoy
ya no soñaré contigo en la otra orilla
en sillas perdidas.

Ya no sueño...