Hoy llegó nuevamente. Se le vio con el mismo semblante de siempre, acongojado en tu triste capa de cuero. Por un momento no supe en qué pensar, ni qué decirle: solo le dejé pasar.
Hoy ya se va, pero mañana vuelve inmerso en los fríos matinales, en los chistes sencillos y en los cigarros inicuos.