domingo, 29 de junio de 2008

Prácticas Terribles

Caliento de a pocos el espíritu con un cigarrillo. Mis manos aún tiemblan por el frío terrible en la ciudad. Golpeo con fuerza, repetidamente, casi con furia, esperando que mi cuerpo se adecue a lo gélido del ambiente. Por fin logro mi cometido, ahora puedo hacerlo. Tomo el cuerpo que está a mi lado y lo abrazo con ternura, esperando que sienta un poco de mi amor. La suelto poco a poco, y de la cómoda extraigo el cuchillo que terminará con su vida. Veo nuevamente el cuerpo inerte y pienso en tenerlo más inerte aún. No me gusta mucho la sangre, así que dejo el cuchillo a un lado y junto mis manos alrededor de su cuello. Aprieto y aprieto, con ira, con deseo.

Al momento deja de respirar, y estoy más excitado que nunca.

lunes, 23 de junio de 2008

Arquepito Nº 6: Asesino de Ilusiones


Escena que eriza los cabellos más ocultos. Arquepito de Arquepitos, muro sobre muro, lamento sobre lamento. Arrongancia al extremo y creatividad musical incandescente, materia prima de la teatralidad obscena y depremiente, demencia a raudales y baños a vapor. Que tiemble el fan de la vieja escuela ante materia progresivo de nueva generación.

martes, 17 de junio de 2008

Arquepito Nº 5: Secuencia violenta


Colocar o expresar una idea carece de sentido locomotriz si nos encontramos con este arquepito locuaz e inmaduro. Corre, dando vueltas tremendas en su eje terráqueo, aparentemente en posición distante y providencial. Sonidos etéreos, instrumento de precisión armamental y cristalina. Aún permanezco observando su andar dialéctico.

sábado, 14 de junio de 2008

5 segundos

Esperé sólo 5 segundos, ¡Sólo 5 segundos antes de que salga de la habitación! No aguanté las ganas tremendas de estrellarla contra la pared, desnudarla, tirarla a la cama y hacerle el amor toda la maldita noche, y cuando amaneciera bañarnos despacio mientras el sol brotaba de espontáneo, tratando de esconderse de nuevo para que en la noche nuestros deseos nuevamente convergan en un sólo palpitar.

Esperé sólo 5 segundos, al sexto tuve que salir del lugar...

viernes, 13 de junio de 2008

La roca amiga

Tropecé con ella como a las 2 de la tarde, a pesar de esquivarla no controlé el paso, el peso, el pelo y caí de bruces en la acera cálida por el viento homogéneo. Me miró iniciando una guerra pendiente entre nosotros desde hace algunos minutos. Traté de recorje pero estaba tan pegada al suelo que tuve que dejarla seguri cayendo. Era un roca pesada.

jueves, 12 de junio de 2008

Camino al olvido

Tomo el periódico y veo mi obituario en una de las tantas páginas exiguas y descoloridas. Me exalto un poco, lo suficiente para no llamar la atención. Luego, para cerciorarme de aquella noticia, me consigo diarios de días anteriores y, efectivamente, fenecí. Leo un poco, dicen que me asaltaron la tarde anterior. Recuerdo que no quise darle mis pertenencias al ladrón. Lo vi muy confundido, seguro fue ahí donde… Pero yo estoy, ahora, leyendo mi obituario en una esquina cercana a mi universidad, a punto de llegar tarde a clases.

“Últimamente tienes las manos muy frías” me dice mi enamorada mientras caminamos por la veredas húmedas. La miro irresoluto y pienso en enseñarle mi obituario, y le doy tantas vueltas al asunto, mientras ella me mira los ojos, las ojeras se me notan más y me lo dice. “No es nada –le respondo-, es simplemente La Gris”. Me abraza y se da cuenta que se está alejando el ser material que siempre fui.

Fue en mi salón de clases donde comencé a darme cuenta; días después de mi muerte mis compañeros comenzaron a ignorarme. Primero me trataban como si nada hubiera pasado; poco a poco se fueron alejando, y hasta ayer me miraban o me preguntaban cómo me sentía. Pero hoy fue distinto, parece que leyeron mi obituario y tratan de poner las cosas como deberían ser, siguiendo el curso natural de esta vida sin sentido. Me siento solo en este salón desdibujado; por ello, apenas terminan mis clases, corro detrás de mi enamorada. La única que me puede sentir, hasta el final.

Sin embargo, con lo de hoy, presiento que ella también nota mi desvanecimiento; por eso dudo en mostrarle mi obituario. No toleraría perderla. La abrazo para aplacar un poco el frío que tiene, pero igual tiembla; estoy desapareciendo, no puedo ni abrigar a la mujer que amo. Al final del día, me despido y pienso en el que puede ser el último beso que me da mi incondicional amada, y lo siento, débil, pero lo siento.

A la mañana siguiente llego a la universidad con mi obituario en la mano y con la consigna de enseñárselo a mi dulce amante. No la encuentro por ningún lado; como siempre, es más seguro verla al final de las clases.

En la tarde-noche la veo llegar con sus amigos, riendo. No puedo impedir soltar algunas lágrimas. Me ve, me besa y puedo sentir sus labios tibios y palpitantes. Saca un periódico de su mochila (es del día de ayer) y me muestra el titular sangriento y desgarrador. No quiero leerlo, no quiero verlo. La abrazo con fuerza: “Amor –le pregunto-, ¿tienes frío?”. Ella mueve la cabeza formando una negativa insoslayable.

Días después la vida continúa. Ya mis compañeros se muestran compungidos por mi muerte. Yo los miro con cierta tristeza; pero al lado se encuentra mi acompañante perpetua. Ella está también muy melancólica, debe ser difícil dejar tantas cosas; mas, en ese instante, me coge la mano, como si tomara conciencia: estoy a su lado, por siempre. Las personas caminan por nuestro lado, temblando; la tomo de la cintura y caminamos por las húmedas veredas. “Ya no es necesario abrigarla” pienso, y sonrío.

domingo, 8 de junio de 2008

Arquepito Nro 4: Retrato Oval


Presencia de férulas esparcidas por la tez tersa y sin colorantes. Figuras ovoides centradas en lo mas alto del rostro conpungido, alegre, parsimonioso, vetusto por las incansables guerras mentales y reales. Cabello penetrante y frágil, sonrisa que disimula al llanto. Arquetipo que amo, invención extraordinaria. Protuberancias laterales demuestran su superioridad vertebral. Voz engañosa pero distante, presente en cualquier ocaso estival.

sábado, 7 de junio de 2008

Incoherencias

Los rayo solares entran por la ventana y hacen un ruido ensordecedor que me hace dormir. Escucho el silencia en mis labios y puedo tocar las inmensas formas que encuentro en el vacío, en la inmensa insensatez de mis brazos, de sus muslos. Aprieto y hago rechinar mis dientes mientras ella me sopla la oreja, ronroneo satisfecho, y me estiro con un pie todavía en la cama. Mientras el televisor se prende, prendo la radio y mi pareja se levanta sin abrir los ojos, me abraza aún echada. Me mira, objeta el día siniestro que nos ha tocado vivir hoy y me arrastra nuevamente a la cama. Espero que pueda volver a tocas sus muslos, esta vez despierto.

jueves, 5 de junio de 2008

Arquepito Nro 3


Presteza interesante se logra observar en este arquepito: desde su dualidad casi espontánea, hasta sus bases oscuras y compactas desde dos agujeros gigantes en la parte delantera, hasta su final con dos colas decayendo, cayendo, como dos gotas gruesas y sucias. Arquepito experimental, acierto de la ciencia arquetipal, uso indefinido; eso sí, es el inicio de burlas y oprobios.

Arquepito Nro 2


Rectángulo pequeño, hiriente, pesado. Ni tanto. Pesa lo suficiente como para no ser llevado por el viento, por el mar. Carcasa de hierro, durable; puede servir de instrumento defensivo, de arma salvaje o simplemente de instrumento musical. Al frotarla con tus labios estalla un sin fin de armoniosas representaciones. Cuidado, el simple hecho de ser una arma puede ocasionar daños al momento de tocar una buena pieza musical.