jueves, 31 de diciembre de 2009

Como la última vez

Volviste, con letras bañadas en silencios oscuros, en viejos apretones de rostro, jugando con mis dedos y mi cabellos. Sacándome un no sé qué de la nariz. Volviste con todos los viejos hábitos, convertidas en palabras y no sé con qué motivo, a responderme algo, a intentar hablar.

Volviste como la última vez, en anónima exigencia, en oculta auscultación. Volviste con las frases que yo sólo sé descrifrar o eso es lo que quiero creer. Volviste con la vieja intención de intentar un infame insulto, in memorian de nuestro querido pasado, casi lejano, casi fresco.

Volviste como la última vez, tendida en una pantalla que me escribía, que me veía, ahora de manera distinta, que me pensaba, ahora mucho menos que antes, que me respondçia, ahora con frases laberínticas y fondos y misteriosos. Tuviste que volver con escritos de piel, hablando de hombros y palabras, de recuerdos y sensaciones que no son nada.

Volviste, con letras bañadas en olvido, en vieja cobardía que sólo lo conocí en ti.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Viejas fotos


Ayer tuve entre manos mi viejo album de fotos. No pude dejar de sonreír al ver imágenes de un yo que solo ha cambiado en lo físico. Aún me gustan los chocolates y las fiestas (cuando estoy con mis amigos). Cuando no conozco a nadie permanezco callado y solo, hasta que alguien me presenta a alguien o siemplemente otra persona me habla.

Sigo llorando (por dentro) por cosas que me duelen, por decepciones, por malos amores o amores demasiado buenos (tanto lloro por dentro que las bolsas de los ojos se hinchan cada día más y las ojeras se notan cada vez de más lejos). Sigo molestándome cuando me cortan el pelo y me escondo cuando hago alguna travesura. Sigo siendo un celoso (ya no de los juguetes) y me dejo engreir con facilidad.

Sin embargo, entre tanta foto vieja, me he dado cuenta que hay ciertos huecos, ciertas imágenes que no están presentes... y recuerdo, luego de varios segundos, que como esas fotos también se llevó varios momentos en mi cabeza, varios sentimientos en mi corazón. En un momento me molesto por las fotos perdidas, por el pasado que dejé en otras manos... pero no hago caso, el pasado es un vieja piedra en el zapato que te la puedes quitar cuando quieras, y esas fotos se llevaron consigo los momentos y los recuerdos que también quería desechar.

Eso sí, toda la noche me puse a pensar en obtener nuevas fotos para que, en un futuro no muy lejano, éstas mismas sean materia de olvido.

martes, 29 de diciembre de 2009

La visita de Julia

Sobre las visitas a casa no debo mayores referencias a menos que recuerde las visitas de Julia; solo así las historias y los sentimientos generarían eternos encontrones con mi cabeza conmovida. Tíos lejanos que rememoran viejas experiencias, abuelas que deben justificar su existencia siendo visitantes agasajadas con presteza, o amigos que con unas cuantas cervezas sueltan las vivencias de infancia, ésas que se degeneran por el tiempo guardado en la memoria sin naftalina y por el extremo alcohol que son infaltables en las visitas a la casa.


Las visitas de Julia tienen una composición distinta a las demás, que implican destruir la composición de todo lo escrito en mi hogar y lo que me concierne en lo personal. Son situaciones que me obligan a tener mi cuarto tan pulcro y aceptable que, para cuando ella entre, se deslumbre por el cuidado extremo y me lance alguna que otra frase con ciertos tonos devastadores: “eres un lindo chico, distinto a los demás”, y me llegue a dar esos besos que duran varios segundos, de ésos que te dejan la mejilla con algo de fluido y que intentas tocar con tu lengua. Cosas de niños. Cosas de Julia.

Así que las apariciones espontáneas y significativas no eran sólo eso. Era el inicio de un ritual mágico, una cadena de momentos sacros que cambiaban mi comportamiento en segundos y lograban distanciarme de mi realidad material y sobrevivir de pequeñas subjetividades, de trozos sentimentales que se formaban en todo el año que no la veía; esperando con taciturnidad gris, con destrozos nocturnos que ella apareciera.

Y es que uno nunca sabía cuándo vendría Julia con los tíos que eran sus padres que eran primos de mi madre –a pesar de los cientos de calendarios solares y probabilidades científicas que había elaborado-. Lo que sí sabía es que el ambiente se llenaba de dulce aroma, la piel se me crispaba todita, se me remecía el cuerpo sin saber por qué. No perdía tiempo y subía corriendo a arreglar mi cuarto, a sacarle el polvo, a colocar algunas rosas alrededor de la cama, pues esta visita sería distinta a las demás. Me ponía mis mejores ropas, esta vez camisa, y trataba de no peinarme mucho, no ser tan chico esta vez. Y llegaba.

(Continua)

lunes, 28 de diciembre de 2009

Comenzando de nuevo

Uno, 2, tres, cua4o, cinco, comienzo de nuevo a enamorarme...
cinco, cuatro, 3, dos, dos y medio, 1, cero... me ilusioné de nuevo.

Comienzos que acomplejan nuestros sentidos bajo una mata de almohadón cómodo, pero de sueños profundos y escabrozos.

de nuevo... siempre viene de nuevo...

One, dos, tre3, 4, five, me enamoro de un pasado, de su forma de excitarme
cinco, cuatro, tres, dos, uno... un final tranquilo: olvido el recuerdo.

Cíclica vida, de comienzos y finales. unos más fuertes que otros:

Uno, 2, tres, 4, cinco, Un enamoramiento cotidiano: desde que me ilusiono hasta que me acostumbro.
5, cuatro, 3, dos, 1, de amor increíble hasta pisar el suelo de la desdicha.

Así siempre es el amor: Un nuevo comienzo.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Consulta

Acudiendo al pedido del doctor Rodríguez, me acerqué detenidamente a mi reflejo en el cielo. Las ojeras se me notaban más y mi voz se veía más lejana, mi silueta se escuchaba a lo lejos. Percepciones extrañas, precaución eterna del doctor.

A las 2 de la tarde en su consultorio le explique las vueltas y revueltas, la operación logarítmica: log=(no la tengo)logx. Se sonrió mientras me mostraba una foto, se escuchaba mi reflejo y veía mi voz: una radiografía.

El doctor Rodríguez murió dos días después. Me dejó el consultorio y quemé ese reflejo en cielo; pero me quedé con la operación. Aún necesito saber cuánto no la tengo y resolverlo.

Ramón y sus historias complicadas

Es difícil ser Ramón, no por ello intenta que todo el mundo se adecue a él, ni que los demás le tengan un poco de conmiseración a su vida, ni siquiera mostrarla como patética y alejarse a su cubículo solitario. Este es una imagen que pretende hacer saber que Ramón es un tonto, a fool in the hill, under the rain, como diría un cantante setentero, y que sirva como un aliciente para los demás... acaso para él mismo.

Todo comienza con un Ramón que no sabe qué decir cuando la tiene cerca, con esos dos ojos que lo miran, con un tanto de amistad, con otro poco de burla y no sé cuanto de indiferencia. Ramón en bla bla, mientras ella es todo su mundo. Ramón es escucha que escucha mientras ella le cuenta su vida y asiente mejor que cuento de Cortazar. Pero queda ahí, en nada más que una escena que dos personajes en un balcón universitario.

Otro contexto podría ser un baile furtivo con palabras en alcohol-cebada-espumante-helada-y-divertida, con ella nuevamente al frente y con Ramón nuevamente en roches, interno y externos, que lo vuelven vulnerables al fracaso y a estar sin ella. Se siente pesado al final, casi ofuscado y un tanto decpecionado... piensa que es el final, que debe ser el final.

Pero aparece otra situación un tanto virtual e impersonal que revuelve todo el ser de bigotes pequeños y lentes gruesos de Ramón frente a la pantalla. Situaciones posmodernas de individuos (o sujetos) posmodernos que hacen fluir emociones con "holas" cibernéticos sin rostro, o risas encadilabas de jajajaja rojo sin ver la boca y el gesto de risa...

Se emociona y vuelve a perderse en esas dos mareas.. vuelve a ser Ramón

sábado, 26 de diciembre de 2009

Para ti

Es que es tan lejos el rumor de tu recuerdo que ahora intentas enloquecerme con saludos virtuales y conversas en extremo lejanas.

Es que ahora es más difícil aún saber que no sabré si me sonríes o no, si me miras o no, si juegas conmigo o no... y todo se resume en un ventana y un pantalla llena de colores, lleno de consumismo, todo tan efímero.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Una líneas

Tengo unas líneas en la cabeza, unas cuantas palabras que quiero decirte clandestinamente, bajo la suavidad de las sábanas, tras 15 soles en el mostrador del hostal, tras el preservativo sagrado, tras la noche que nos envuelve en sueños y deseos.

Tengo un par de lágrimas para tu espalda, para tu cuerpo que se aleja de a pocos, para tu mirada al techo oscuro, para mi cuerpo que se acerca y que no aceptas, para tu voz que se quiere escabullir tras la puerta, bajar las escaleras, recoger el DNI y salir de esa calle angosta y sucia.

Unas líneas para tu sexo, para tu sudor que me cae en el rostro, para tus jadeos reprimidos en mi oreja, para tus movimientos desesperados y plausibles, para tus poses que me enloquecen, para tus orgasmos primerizos, para mi satisfacción posterios.

Tengo unas líneas para las locas ganas que tengo de hacer contigo lo que hice con otras. No esperando hacer lo mismo, sino haciendote sentir distinta que otras tantas, bajo el suspiro anhelado de la luna.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Un día igual que los demás

Hoy me levantaré con las mismas pesadillas de siempre, con el mismo malestar que ayer, que ante ayer, que la semana pasada. Arreglaré el cuarto con lentitud ocia, con parsimonio ridícula y veré el cielo gris de mentiras bochornas y de sudores permisibles. Hoy desayunaré lo mismo, sólo, con mi madre pasando de un lado a otro de la sala, yendo y viniendo; con el rostros de mi viejo que se arruga hasta explotar, que se estriñe, que no se contiene. Subiré de vuelta a mi cuarto y escucharé las mismas discusiones de siempre, las mismas réplicas, los mismo insultos. Pondré almohadas en mis oídos, cantará alguna canción fuerte que llegue a mis sentidos para no escuchar... como todos los días.

Tal vez vea un película, escuche un disco sórdido, o escriba un relato malo. Trataré de matar el tiempo con viejos sueños o recuerdos en regalos bien forrados bajo el árbol. Hoy escribiré una canción que olvidaré mañana, una tonada que se repetirá con otra letras y con otras voces. Discutiré, jugaré, pelearé, cantaré, bailaré con mis hermanos y esperaremos que sea de noche par darle sentido a este día.

Veré las luces moverse bajo el fondo oscuro, las imágenes quietas al fondo de la sala, los regalos para los chicos que no se levantarán hasta mañana. El olor de la cena que llega como cualquier otra; los familiares de siempre que se sientan en la sala y conversan sobre política o sobre el carro nuevo o el partido de ayer. Lo de siempre.

Hoy es un día igual a los demás: No tengo sus ojos aún en el bolsillo de mi camisa, aún sigo suspirando por la sonrisa y los movimientos ajenos de alguien que puede estar al otro extremo. Hoy sigo sintiéndome como un melancólico empedernido y con la sonrisa que aparente serenidad y suavidad. Hoy no la tengo y sigue siendo un día como los demás envuelto en y puesto bajo el árbol brillante.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Ojos de días

Hoy vi tus ojos después de días y tenían esa agradable curvatura alrededor de toda su composición. No había crecido, pero se veían grandes y profundos, sonrientes y accesibles. Mantenían esa circunsferencia envidiable de amaneceres apacibles y sueños circunspectos. Esa sensibilidad de mis ojos al ver el eterno resplandor de su grandeza, de sus tinieblas.

La iris, fija en mí y en mis movimientos, me intimidaba con violencia, son sórdida intromisión. Los evadía por dolor en vez que por temor. Los quería frente a mí siempre; pero ellos me esquivaban cuando eran míos por segundos, cuando podía cogerlos en mis manos y jugar con los párpados, cerrándolos y abréndolos, abriéndolos y abriéndolos.

Esos eran tus ojos que no veía en días.

Los mismos de siempre.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Sueño contigo... y muero.

Hoy soñé nuevamente contigo, pero también me ahorcaban varias veces. Era un hombre con una máscara que, creo, había visto en alguna película de bajo presupuesto china o en alguna argentina recomendada por un viejo amigo. Te veía danzar a lo lejos, incitándome a los celos, al deseo; pero siempre lejos. Si quería avanzar retrocedía, y si volteaba aparecía un cordón que, lentamente, iba siendo colocado en mi cuello. Miraba para atrás y estaba esa máscara... y no había tiempo para más.

Como en todo sueño las cosas ocurren de la nada y por nada, casi como en la vida real. Aparecí caminando por las calle, escuchando una vieja rola con pianos divertidos y voces poéticas. Te vi nuevamente ahora conversando con esa gran sonrisa y con los ojos que a veces, sólo a veces, se topa conmigo, moviendo mi mundo. Me acerco, pero esta vez tú me mandas al desvío preguntándome por chicos o viejos dibujos en la pizarra. Te sigo insistiendo y al final me mandas a la mierda. Ahí apareció el de la máscara por segunda vez.

Sería ilógico morir por segunda vez, incluso en un sueño. Me levanté con un miedo terrible y con la noche que aún se mostraba intolerante a la luz. Me volví a echar... ese de la máscara me estresa; pero vale la pena sentir el ahorco y verte por ahí, en las callejuelas de mi imaginaria modorra.

Al final mi vida es parecida: al no tenerte es como si me ahorcaran, me flagelaran, me acuchillaran y me escupiran. Un poco más de lo mismo no cae mal.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Noches en que olvido que eres tú y soy yo

Te vi sentada ayer bajo luces de neon y miradas deseosas de tenerte de pie. Te vi observando el espectáculo del cielo, el sempiterno olor  de la compañía, el estruendoso danzar de tus piesitos al sonar de la música que nos pone en ridículo o nos convierte en masa densa, casi etérea, mierda onírica, casi fantasmal.

Mis ojos no se mueve como el común de los ojos. Buscan unos en especial, que se disparan entre sonidos y luces, entre olores y cuerpo, entre bebidas y humos. Se entrelazan en segundos, nublados por la oscuridad, a veces iluminados por ráfagas de colores que se inmiscuyen en mi búsqueda y en su coincidencia.

Me acerco, te veo, veo tus facciones a través de la oscuridad, su aparente desconformidad con el momento, con el tiempo, con el lugar. Me acerco, te veo, me muero, te siento y revivivo. Me acerco y te vas. Te llevan, conviven en un simbólico acto de diversión aunada con sensualidad mutua. Te veo irte a bailar.... Siempre seré el segundón para ti.

Espero algo más, la veo sentarse de nuevo. Yo le doy en este convencional acto con otras damiselas, mientras ella, sentada en el sillón ve todo alrededor y puedo ver lo que ve al ver sus ojos. Termina el sonido abrupto y comienza otro. Es mi oportunidad, la veo desde lejos y le tomo de la mano, la llevo de a pocos, se deja llevar, la cojo de la cintura, de deja llevar, me dejo llevar:

- ¿Cómo va todo?
- Bien, ¿y tú?
-  También... has visto al perro allá afuera
- ¡Sí! Bien bonito ¿no?
-  Sí

Y murió la noche. A tomar hasta las 6 de la mañana para borrar mis lentas ganas de hacerte mía.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Entre motivaciones

Busco el motivo necesario para arrastrarme de los pelos hasta tu cuerpo. Declarar una invitación sin que se me hundan los ojos, que se me pinche un dedo; sin que se me lengue la traba, sin que sude hasta en las uñas.

Busco un situación en la que estes viendo el cielo razo, donde este de espaldas a mí y me acerque cabizbajo. Busco la escena perfecta que me quiten los mismo temas, que me arrebaten las mismas palabras que siempre te tengo que contar, que solo seamos tú y yo, o tú y sólo tú.

Busco ese momento en el cual te pueda decir: eres lo que necesito.

sábado, 12 de diciembre de 2009

En mi camino.

Doblo la esquina y veo de eso que siempre miramos todos. Algo de aquí, un poco de acá, sazonado con un pizca de lo otro; sabemos, probando y dejando, que estamos en casa, que podemos andar sin preocuparnos de no encontrar choros, o viejos locos conocidos. Un indigente pidiendo limosna... nos jode, pero ya es pan del día y andamos por su lado dándole un buenos días cordial.Seguimos rumbo a un destino que tiene poco de ser llamado de ese modo; más de modo divertido y pueril.

Andamos unos 4 por las pistas y grietas y choques y rostros. Corremos de colores, de sonidos fuertes, de humo petrificante y de llantos famélicos. Mi rostro queda rezagado viendo ambulantes y productos que empachan mis pensamientos y sucumben ante la soledad en mi panza. Dejo las monedas en el bolsillo de la camisa: Me servirán más adelante, pienso... y el rostro no cambia.

Y es que te dejé atrás, entre rostros extraños y soledades mías. Te dejé entre mil distancias y tu sonrisa que se me escabulle del campo de visión, que se queda mientras avanzo, que te apresionan esos brazos que molestan, sobre tus ojos que me pesan.

Cuadras adelante. El bolsillo vacío. La cabeza en otro lado. Un presente en la bolsa. El estómago vacío. Un uy al lado. Un mira quién viene. Mi mirada que busca algo. Mis ojos que te encuentran. Tus ojos que me retraen. Tu sonrisa que me aprisiona.

Chau.

jueves, 10 de diciembre de 2009

De estar lejosy otras inquietudes.

Llama la inquietud ciertos sentimientos de sosobra, de aburrimientos, de tristeza quizás, esos momentos en los que te tengo lejos, en los que tu sonrisa y tu mirada se encuentran a metros de donde yo pueda apreciarlo con una sonrisa igual de alegra o una mirada aún más inquisitiva. Son de esos momentos cuando de lejos te veo mejor que nunca, pero te ausentan con dolor inyectados en mis cabellos.

Un bostezo y vuelvo la mirada, el dolor punzante aparece en mi ojos, convirtiéndome en piedra, para no volver la mirada jamás. Pero debo mantenerlos fijos en el libro, fijos en mi cuaderno con apuntes cientificistas que nos obligamos a construir y proyectar. Letras y sentencias firmadas en papel que justifican mi pena, tu distancia.

Al final te veo ir con el cabello que no se debe amarrar, que debe quedar así. Con los ojos que me dan una despedida algo exagerada, pero que deben despedirse así. Con la sonrisa que sonríe y que otra punzada me da en la costilla derecha, pero que siempre debe punzar. Con el chau directo a mí, que me alegra con encandilada pasión, pero que siempre está embadurnada de tu adiós.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Plata, letras

Uno busca en sus bolsillos un sencillo que tenga valor para obtener letras en papel. Cada pequeño círculo es indispensables, cada tamaño, cada número inscrito en él. Siento algo más que canicas cortadas: papel, con números y caras que bailotean en mis dedos esperando salir.

Libros, libros y libros están frente a mis ojos que exploran sin descanso el viejo e inconquistable espacio a mi alrededor. Plata, plata y plata, lo que no hay, lo indispensable para obtener conocimiento. Siento que cada desgaste, cada insomnio, cada debacle sirve para poder obtenerlo... pero ¿a tanto precio?

Tengo los libros en la bolsa, pero la plata a desaparecido con rapidez, casi instintivamente a la mano del vendedor, que coloca otro título en el estante, esperando seducirme.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Eres mis días

Eres los lunes a viernes de 6 de la tarde a casi las 10, cuando la noche brilla bajo los faros amarillos y cretinos y sigues siendo esos ojos que me ven desde alguna parte, alguna vez.

Eres los cursos que me gusta estudiar, los que no presto atención, los que me hacen escapar de clase, los que me hacen leer algún cuento feliz o una novela póstuma, los poemas que te escribo mientras te veo lejos... ni tanto.

Eres el número de carpetas que te separan de mí, eres las cabezas vitales que prestan atención, los lapiceros que no dejan de escribir, las hojas que se llenan y llenan de información, el espacio lejano, la columna de al lado.

Eres los amigos que me presionan a hablarte, a molestarte, a mentirte, a morirme, los que me dicen que te dija que me gustas, los que me dicen que te diga lo que siento.Eres las chicas que me molestan, tu amigas que no les interesa, los chicos que se burlan, los amigos que me aconsejan.

Eres los viajes de ida y los viajes de vuelta, cuando quiero verte y cuando no quiero soltarte, los buses vaciós bajo el sol que se esconde, y los buses llenos bajo la tibia noche.

Eres los exámenes que jalo, los 18 que saco, los plajes que te paso, las respuestas que te lanzo, en susurros volteando para decirte algo, pero es para mirarte de cerca, bajo la mirada inquisitiva, bajo la nota en rojo.

Eres mis días en lugar grande, esa plataforma perfecta que me sirve de descanso; que te sirve de artefacto.

lunes, 30 de noviembre de 2009

... y te vi.

Estás tan cerca y tus ojos se inmiscuyen en los míos buscando esa graciosa mueca que pongo cuando me siento tímido y desprotegido. Lo vuelves a hacer, ahora con más agallas, abriéndolos, y la mueca se convierte en movimiento nervioso de piernas, en una mueca más terrible aún, en una sonrisa que quiere soltar algo.

Te digo lo que te tenía que decir viéndote a los ojos que estallan en mi rostro. Más que nervioso, me siento absorbido, adormilado, intentante acercarme de a pocos y meterme en tu iris y descansar en esa superficie oscura que crece a medida que me sonríes, que me hablas, que te acercas, que me pintas, que me peñizcas.

Te vas. Das una última sonrisa, una última mirada antes de abrir la puerta, de perderte bajo ese vidrio pueril. Me das la espalda para entrar y te llamo, por última vez....

y te vi.

domingo, 29 de noviembre de 2009

La banda sonora de mi vida: Cuando tenga 64



Cuando envejezca y pierda mi pelo,
dentro de muchos años.
¿Aun me mandarás una tarjeta de San Valentín,
una felicitación de cumpleaños o una botella de vino?
Si he salido hasta las tres menos cuarto
¿me cerrarás la puerta?

¿Me necesitarás, me alimentarás
cuando tenga 64 años?

Tú también serás más vieja
Y si dices la palabra, podría quedarme contigo.
Podría resultar de utilidad arreglando un fusible
cuando se te apaguen las luces.

Tú puedes hacer un sueter junto a la chimenea,
los domingos por la mañana ir a dar una vuelta.
Arreglando el jardín, quitando las hierbas
¿quién podría pedir más?

¿Me necesitarás, me alimentarás
cuando tenga 64 años?

Cada verano podemos alquilar una casa de campo en la Isla de Wight,
si no es demasiado cara.
Deberemos ahorrar.
Tus nietos sobre tus rodillas,
Vera, Chuck y Dave.

Mándame una postal, envía unas líneas con tu punto de vista.
Indica de manera precisa lo que quieres decir,
tuyo sinceramente, echándome a perder.
Dame tu respuesta, rellena un formulario, mía para siempre,
¿Me necesitarás, me alimentarás cuando tenga 64 años?

sábado, 28 de noviembre de 2009

Ante la hoja en blanco

Hoy, luego de tantos intentos por encontrar un lapicero y un tiempo que me ayude, luego de tantos desencuentros con el ocio. Hoy, luego de tantas molestias que se aparecen en los pasillos, de los gritos molestos y exánimes, de los rostros burlones y el mío compungido y avergonzado, me he decidido a escribirte.

Escribir que esto que sentí fue tanto más de lo mismo. De esa terrible imagen que es tu rostro que no podré conseguir, de que estas líneas no tocarán tu piel suave y tus curvas peligrosas, que no podré recitarte deseos absurdos y sueños empedernidos. Hoy escribo sin sornas ni tristezas, ya casi acostumbrado a los tropezones de la funesta vida, a las noticias dolorosas, a tu sonrisa a través del vidrio, de mis vidrios.

Te escribo sabiendo que esa sonrisa es la que me dice "tengo una oportunidad", que tus ojos busca los míos que son incansables de los tuyos, de tu forma de molestarme y hablar, un poquitín distinto que al resto, que por momentos parece que es igual para todos.

Hoy te escribo, recordando todo de ti por última vez, esperando que mañana seas la última letra de este escrito, el último verso del poema, el último suspiro de este cuerpo sin nada más que decir.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Desapareceré cuando abras los ojos

La tarde cambió demasiado con la llamada que recibió Ramón a las pocas horas de salir del trabajo. Cuatro de la tarde y él era la única mancha veloz en las calles, esquivando peatones, contando el dinero para tomar el taxi más rápido y despiadado que cruzara Amil. Sus manos temblaban y su rostro no dejaba esa triste mueca que lo acompañaría hasta esa voz final, aquella con la que nuevamente se alejaría de ella meses después. “Sufrió un accidente…, un carro…, está en coma, me pareció adecuado que debas saberlo”.

En esos meses pensó en miles de situaciones: imaginó que volvería, que la tendría de nuevo en brazos; sin respuesta de estos deseos hasta ya había logrado ignorarla tantos meses, aislarla momentáneamente de sus recuerdos, de su vida. Ahora volvía de peor manera: en un hospital, en coma. No sabía nada del estado de coma, de qué trataba ni mucho menos de su condición. Las calles parecían perderse no solo detrás de vidrio sino también a través de sus ojos perdidos en una trama que se formaba en su cabeza devastada por los acontecimientos. “Un acontecimiento…”. Hacía casi 8 meses que terminaron y Ramón había logrado lo imposible para extirparla de su vida, con pinzas, bisturí y sin nada de anestesia, que lo hizo más fuerte al momento de enfrentarse a los recuerdos que aún volaban como mariposas esperando ser cazadas en la frágil red. “Clínica El Olivar”, las minutos pasaban y no sólo su corazón explotaba por verla; su existencia volvía a desquebrajarse al imaginar aquella escena.

(continuará)

viernes, 20 de noviembre de 2009

Absurdos de cielo azul

Será que este cielo azul no quiere verme recoger hojas otoñales, tomar agüita de la lluvia, morir de frío o calentarme bajo la sombra de la soledad. Tal vez este cielo azul no quiere que conozca tus rincones, que tiemble con tu sonrisa, que te haga reír hasta que me peñizques un ojo, que me acomodes el pelo cuando el viento se acerca. Seguro que este cielo azul no quiere que estés a mi lado cantándome un recuerdo, compartiendo un silencio.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Hojas al aire #2

Se acomodó la casa de cuero frente al espejo iluminado por ese único foco amarillento del cuarto. Agarra la botella que golpea con fuerza en la base, esperando que caiga un poco de gel; va cayendo una materia acuosa y tranparente, un tanto nimia, que se le coloca en la cabeza desordenada por las horas y el trajín del día. Maldice al sentir parte de su cabello duro y sin brillo, casi muerto. Se echa un poco de agua para emparejar los cabellos dispersos; un poco de perfume en todo el cuello y detrás de la oreja. Se acomoda la casa de cuero frente al espejo. Está listo para salir.

12 de la noche. Cierra la puerta con fuerza; la noche está sin nubes en esos comienzos de primavera. Mientras avanza prende un cigarrillo, esperando no cruzarse con algún vecino entrometido, con una alguna vieja chismosa.  Atravieza las calles y pasajes con algo de suerte; sólo se encuentra cin el vigilante que, de rato en rato, toca el pito inquisidor e inoportuno. Lo saludó, con el paso rápido, queriendo llegar al paredero.

        

Hojas al aire #1

La cerradura no se inmuta antes mis ojos; se mantiene hermética en el silencio, en la oscuridad de esa noche que obliga a mis ojos a no querer abrirlos más. La herradura seguía cerrada y callada; sacándole cachita a mi desdicha, a mi cansancio. Sólo me quedó observar la rajadura codificada de la abertura: una línea geométrica y divina, simple al mismo tiempo, un laberinto divertido, desdibujado, grotesco y sensual.

Una línea que baja, que se quiebra a la derecha, vuelva a bajar, izquierda, derecha, baja y acaba. Sombreada con negros, oscura cueva, tal vez insondable, repleta de mecanismos complelos, artificios impensables, un rompecabezas perfecto y mitológico que confabula al universo para un solo fin.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Rarezas de cielo azul

Rostros extraños que atraviesan el muro de bochorno inmiscuido en mi tristeza primaveral. No encuentro otro alivio que los periódicos estrujados y las ventanas abiertas en todas sus fauces. A veces trato de encontrar un camino que me sirva de señuelo al olvido; otra veces, sin mucha tentativa al ocio, busco una distracción pasajera, un juego pueril o una aventura onírica que me salve de todo este olor a alegría, este bendito desenfreno indigente, famélico.

Son las rarezas de cielo azul, con sus ojos que buscan mi temor, sin persignadas a la mierda que tengo pegado en el cielo. Con sonrisas burlonas de ese ente amarillo trato con disimulo de pasar esta terrible enfermedad, de gritos en silencio y muecas agradables en bajo este cielo azul, que no me agarra como sueter de manicomio u hoguera medieval; sino que me deja libre, en mi tormento. Esperando que Mayo con sus vientos fuertes, o que solo anochezca, para olvidar por unas horas esta sensación intempestiva y rídicula.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Cuando tenga 64

Llegaré a 64 años, y aún tendré tus ojos persiguiendo mi vejez. Los recuedos estarán inscritos en mis arrugas, en mi canas y en mi voz ronca, exigüa; se quebrará al pronunciar tu nombre.

Llegaré a viejo sentado en el sofá, también de viejo cuero, recortanto tu sonrisa de algún pasaje guardado en naftalina, esa sonrisa que me crispaba los dedos, mis jóvenes ilusiones. Tus cabellos que abrigavan mi soledad; tu indiferencia que me envejecio unos 20 años más.

Llegaré a viejo muriendo de amor por ti, recordándote, inventándote, redescubriendo momentos que jamás serán válidos y que ni lo fueron. Llegaré  aviejo esperando 64 años más para que no envejezca tu recuerdo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Te intento

Intento descifrarte entre pétalos de una rosa, entre pancitos en la mesa, entre bebidas alcohólicas. Intento armarte al momento, con viejas rolas que suenan en el amplificador, con poemas viejos, con escritores dedicados a tu recuerdo.

Intento tocar tus labios desde lejos, inquietarme con tu sonrisa, buscarte entre calles coloniales y suelos nocturnos, entre tubos sensuales y bailes perniciosos. Entre sociología caleidoscópica, entre mentiras dulce y verdades a medias.

Intento seguirte los pasos entre la multitud, intento reconstruirte con cartas escritas con plumones y dibujos cuadriculados. Intento no cagarte el día haciendo un berrinche, arrancándome una cana o dejarte ir, como los dientes de león.

Intento... sólo eso... te intento.

Fumador

Cuando uno fuma demasiado se le vienen algunas ideas en la cabeza, como éstas:

1. Que se puede dejar cuando uno quiera. Eso sólo al principio; luego, el juego se hace demasiado serio y excitante como para dejarlo (excusa). Sí, simples excusas. Definitivamente no se puede.

2.  Fumar hasta lo último, sacarle el jugo, hasta que no quede humo, sacarle hasta el IGV.

3. Cigarrillo (antes de prenderlo). Cigaril (prendido). Cigarro (Comienzas a fumarlo). Ciga (se acaba!). Ci (en las últimas!). C (le has sacado hasta el IGV).

4. Con el humo puedes hacer desde aritos, el dragón (por la nariz y con la cara de molesto), por la oreja (mito), por entre los dientes (confirmado, yo lo he hecho) y lo que más se hace: atorarte.

5. Decir que compras que te fumas uno diario, pero entre pucho y pucho te tiras como diez.

6. Lo último; que te hacer ver intelectual, escritor, científico... cool.

jueves, 15 de octubre de 2009

Significado sin significante

Conociendo el significado de tu indiferencia, de tu sonrisa a lo lejos, de tus ojos moviéndose inquietos al posar los míos en los tuyos; de tu locas maneras de tocarme, de coquetear, de decirme no cuando yo trato de decir que sí; de tus huídas, de tus adioses, de tus besos de bienvenida, muy lejos de esos labios que quiero probar.

Conociendo el significado de todo eso... no sé aun si algo significo para ti.

jueves, 8 de octubre de 2009

Sin temas

¿Qué es escribir? ¿Contar una historia, narrar un suceso, una anécdota, una mentira con aires épicos? Hoy, esta semana, hace varias semanas que no tengo algo que contar. Sólo un simple trajín de levantarse temprano, coger el mismo microbús de siempre, entrar en la oficina, teclear algunas letras en la pantalla, largarme, comer, estudiar, vagar, dormir, entrar a clases, ver a los amigos, a los antiguos amores, a los desamores e ilusiones, tomar el mismo vehículo de regreso y dormir.

Una historia que se repite día a día y que no tiene forma de convertirse en materia literaria. Me pregunto: ¿Qué escribir, qué contar? Nunca me había sentido en un limbo tan terrible. Nunca me sentí tan apretado en un sistema, convertido tan perfectamente en una pieza de ese rompecabezas.

Las letras ahora salen sin alguna fondo interesante. La forma se acumula en vacíos en simples líneas en la pared que sólo dicen lo de siempre. Lo peor para un escritor no es aislarse del mundo... se convertirse en parte de él; en una pieza más, de esas invariables.

sábado, 3 de octubre de 2009

Un día de trabajo

Ingrid aparece tras la puerta de vidrio, lejano objeto que finaliza la escalera crujiente de madera. Ramón, sentado frente al computador, actuando como ejecutivo serio, trabajador honesto y aplicado, se muestra en poses extrañas que lo intentan hacerlo ver como si estuviera leyendo algo en la pantalla. Se muestra el triste escritoria con los íconos de la PC que intentan organizarnos un poco, sólo un poco.

Se saludan amistosamente, entre sonrisas complices. Ramón la observa de arriba a abajo; de reojo, cuando ella está de espaldas él tiene que verla sólo un instante, para alegrar la mañana. Ella le hace bromas, camina coqueta por toda la oficina instalada en lo alto y que da vertigo. Ambos no pueden dejar de interactuar con miradas, con risitas anónimas, con deseos reprimidos.

- Bueno, me voy -dice Ramón, un poco cansado.

Nos vemos mañana, responde Ingrid, sacando pecho. Ramón sale por la puerta y baja las crujientes escaleras. Este trabajo mata, piensa, mientras se acomada los lentes.

Disgresiones sobre mi condición

Semanas. Ahora las semanas parecen cerrarse una sobre otra, esperando el momento oportuno que terminen los recuerdos y soledades y vuelva a iniciarse otro lunesdomingo de esos que ya no tienen amores no correspondidos o desamores imperfectos; donde ya no hay sonidos melodiosos salidos de estos dedos temblequeantes, ni escritos llenos de pesares del corazón o situaciones que son materia impúdica de relatos.

Las semanas ahora son un rosario plagado de cansancios que no se van; de comidas que entran frías en un estómago frío, con la tarde, el cielo, la banca fría. El rostro frío que no puede aguantar una lectura en la biblioteca, que duerme hasta que sea demasiada vergüenza estar con la sueño pegado en el rostro, o algún compañero altruísta aparezca y me levante con buenos modos. Las semanas ahora son separtas y libros, Quijotes y Borges que aún no llegan a la última hoja; son cuentos que nunca serán terminados, que nunca serán comenzados. Son amigos que te hacen reír, que te quitan el sueño; son conocidos que te hacen suspirar con ilusiones párvulas e incandecentes.

Las semanas ahora son ese deseo supremo de llegar al viernes... y que no llegue el lunes. El cruel juego de ese sistema que debemos aceptar.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Discrepancias

Con los silencios no tengo problemas. Pueden acariciarme en las noches, mientras llego a casa, o pueden molestarme en plena clase, cuando escribir es tan comparable al respirar o escuchar al androide hablar frente a mí. Con los silencios no pretendo enfadarme.

Con las soledades intento no toparme. Aumento la marcha cuando lo siento susurrarme en la noche, en plena avenida ahogada. Me escondo detrás de algún poste de luz, tratando de desviarlo, de llevarlo por esos rincones que sí merecen su nombre. Con las soledades tengo broncas... solucionables.

Pero con los desamores no imagino un encuentro, una conversación clara, un minuto de paz. Ataco con vituperios y miradas apretadas en encono; esquivo sus intentos y contraataco, luego escapo. Sin verlo un buen tiempo. Con los desamores es algo complicado: siempre salgo herido en aquellas afrentas. Son inevitables.

Con el amor... Prefiero no comentar.

Hoy...

Hoy la noche no quiere que te vea. Hoy la noche no quiere que sufra con tu sonrisa, que suspire con tu garabato eterno en el rincón. Hoy el cielo oscuro quiere que sonría, que se me vaya la pena de no tenerte, de no poder besarte. Hoy la luna quiere que me olvide, que te deje ir, sólo por hoy, dejarte a lo lejos, que vivas lejos de mis tontas ganas de jugar a morir en mis penas.

Hoy la noche quiere que no te desee. Como tantas otras noches.

martes, 15 de septiembre de 2009

Sobre los momentos en gris

Acuoso momentos, inexorable recuerdo que, denso, en tu presencia, me acomodo en la banca silenciosa y te veo, frente a mí, soslayando un profundo suspiro, o evitandi no tocarme, no hablarme, entre tiras de miedo.
No busco acercarme, pero intento penetrarte por los ojos con mi mirada. Me evades una vez más, inquieta en tu espacio lento de la banca, vacía una vez más, apocalípticamente lejos, aunque te tengo cerca, sintiendo tus supiros cayendo en mi rostro, tus paranoicas ganas de irte, de perderte entre las calles sin retornos, ni mucho menos regresos.
Son de esos momentos en gris, en los que te imagino a mi lado en esta banca silenciosa. Donde veo que te alejas del lugar a donde nunca llegaste, donde sigo solo.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Teoría subjetiva de la administración

¿Cómo administro un montón de recuerdos melancólicos? ¿En cajas, en fotos? ¿Meterlo en un archivador oblicuo? ¿En archivos dentro de una oficina, parte de una área, dirigido por un gerente androidico?
¿Cómo organizo mis pesares de amor? ¿Con función recordatoria cada día? ¿En fichas que repleten mis bolsillos? ¿En sistemas que solo me darán más dolor?

jueves, 10 de septiembre de 2009

No perduran... envejecen

A veces, al abrir la puerta del armario, siento que algo me espera con ojos fijos en mis miedos. Una sensación con olor a naftalina y sabor a lágrimas que invade mis sentidos y no permite que dé un paso atrás con fueria, que retroceda sin cierta nostalgia enérgica que abruma mis días, mis semanas.
Ciertos días las puertas del armario están abiertas de par en par; esperando que algún aire fresco y reconfortante alivie el ambiente, que poco a poco los recuerdos vayan escondiéndose en los rincones. Cojo algunas bolitas mágicas más, redondas y blanduzcas, las arrojo con fuerza a lo oscuro y cierro la puerta... Por algunas semanas más.
Muchos me preguntan por qué cultivarlas con las naftalinas, por qué mantenerlas con esas bolas blancas y mágicas, por qué sigo dándoles un espcio en aquel armario vestido con bata y sandalias. No quiero que perduren -respondo-, los recuerdos nunca se olvidan; pero envejecen, cada vez se marchitan más, se corroen, de a pocos pierden su matriz. Yo quiero acelerar el proceso, que huelan a viejo, que sean recuerdos viejos -les digo, mientras guardo algunos recuerdos más de ella en la caja de zapato, y la caja de zapato dentro del armario.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Ramón y sus inquietudes

Hoy Ramón sintió que le daban un peñizco en el ojo y una puntada en la tristeza. Se sintió terrible desde que llegó a la universidad, y no lo alegró que ya tuviera trabajo, que no tuviera tarea; no lo alegró ver a sus amigos rondando los pasillos, fumarse un triplete de cigarrillos o escuchar esa conferencia tan buena. Se sentía triste.
Pensó que era el sueño. Dormía caminando hoy, andando por la facultad con los ojos entrecerrados, chocándose con todo el mundo. Esperaba despertarse a cada enfrentamiento de cuerpos, a cada choque; pero el amodorramiento parecía incansable: cansado de tristeza, es lo peor.
Pero a las pocas horas Ramón toma un poco de aire. No llega, se dice entre suspiros mirando por el balcón alto del tercer piso del pabellón. Conversa, ríe; por momentos mira de reojo el balcón, el pasillo... La ve y todo parece encausarse a lo que sería un día normal, de esos tantos en los cuales te miro, tú me miras, nos miramos, pareciera que somos uno para el otro... y al final te vas por tu lado, mientras yo sigo soñando, dormido y caminando, tropezándome con todos.

martes, 8 de septiembre de 2009

Angustias

Ya me cansé de verte pasar con los ojos haciéndome sorna perpetua; bien fijos en los míos, e irte sin decirme algo.
de ver que volveas y me lanzas lamentos insoslayables; miras todo a mi alredero y te vuelves, me dejas al filo.
de que te acerques, me sonríes, me tocas, sólo un poco, lo necesario para no morir más de amor, y te vayas... como siempre.
de tener tan cerca y sentirte tan lejos; de amarte tanto y odiarte tanto; de desearte y contenerme; de tener y no tener; Platón siempre tuvo la razón.
de evadirte sin resultados, de amargarme sin respuesta, de escribir sabiendo que esto no te llegará... nunca.

Ya me cansé

sábado, 5 de septiembre de 2009

Ahora qué?

Ahora qué haré para decirte que el sencillo que tengo en el bolsillo es para comprarte desamores, penas, moqueos, lágrimas enternecidas, odios apretujados, carencia de amor, soledad hacia con él.

Que quiero que lo botes y deseches y sepas que conmigo todo será distinto, que este sencillo es para comprarte cariño.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Pesares de amor

¡Qué sea una buena forma de vivir! Que sea una manera de no caer en el escepticismo de cuestionarnos si es que estamos vivos o simplemente nuestra vida se basa en un sin fin de sueños que de a pocos van reconstruyendo una historia.
No exista otra manera de vivir que no sea la de sufrir, la de sentir que somos vulnerables; pero sobre todo sobresalientes, que no hay nada que no podamos pasar por encima. Mejor si hay tantos nuevos amores rondando por nuestro lado. ¿Para qué sufrir por una si podemos sufrir por miles? No entiendo otra manera de vivir que no sea: amar, odiar, llorar, sentir, vivir. Sin mis musas no hay escritura, sin mi escritura no tengo vida.
Así que muchachos: ¡sufran, vivan, amen, odien y demás!
¡Salud por eso! -y chocaron los vasos con fuerza, obligando a que se desborde la chela.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

De viaje por Santa María

Lee a Onetti, me dijeron hace ya uno o dos años, es parecido a Ribeyro. El tipo es uruguayo y también habla de las cuestiones urbanas-marginales. Luego de uno o dos años tuve la valentía de leer a Onetti (lo de la valentía no lo decía desde que leí Ficciones de un tal Borges), y escurrirme entre sus líneas fue de una abrumadora hermosura.
No escribió, o no he leído aún algún cuento de ese estilo, sobre la cuestión urbano marginal que me llevó a buscar como loco un ejemplar con sus cuentos (finalmente en Quilca, de esa versiones del Comercio, 10 soles, Cuentos Escogidos). Más bien me llevó hacia instancias que ningún otro cuentista lo había hecho. Leer a Onetti es incrustarse en un lugar donde lo más fantasioso puede ocurrir en una ciudad como la tuya o la mía; es más, leer a Onetti es, repito, saber sobre situaciones absurdas, que se pueden desenvolver en cualquier barrio o asentamiento, pero expresado con poesía intelectual, con verso arquitectónico y sofisticado. Lo que te sorprende de Onetti, muy a parte de sus historias, es la manera como te la cuenta: conviertete en un animal, rebusca el cuento, sumérgete hasta encontrarle el sentido. Siente lo que yo.
Fue difícil leerlo. Pero algunas frases o líneas me ayudaron a seguir, mucho más allá de la historia las ganas de saber qué continuará de aquella línea armoniosa te obliga a continuar. La muerte y la niña, una historia elaborada con el más fino sentido ocultista y hermosamente contado por varios personajes es un claro ejemplo.
Lee a Onetti, escuché hace uno a dos años atrás. Yo diría: Lee a Onetti, y de ahí vuelvelo a reeler; que será reconfortante.

lunes, 31 de agosto de 2009

Malas noches

Hoy fue una de esas noches donde no quieres que se acabe el mundo; que te grite en silencio que ya se terminó, que debes salir del pasillo y dejarla, que vuelva a su vida normal, con sus amores, problemas y pesares, dejarla con su sueño eterno de ser feliz.

Hoy fue uno de esos días donde la luna apareció para mentirme; para jugar con mis sentimientos y mostrármela a ella, muy cerca, sonriente, alegre. Mostrármela con esa sonrisa presta a mirarme, con esa mirada dispuesta a decirme un hola, con esos labios dispuestos a decir adiós cuando todo haya terminado.

Hoy fue una de esas noches donde quedaré, de nuevo, en incertidumbre; donde la cama y almohada serán mis preciosos amigos, los que escucharán mis tristes pesares de amor.

Hoy fue una de esa malas noches donde te tuve cerca y, mientras más te acercabas, más cuenta me daba que no eras mía.

domingo, 30 de agosto de 2009

Poemetría: Verbos con delicadeza

No quiero perderme en el sin fin de tus palabras. Quiero perderme en la incertidumbre de tu mirada, en lo apacible de tu sonrisa, en lo infantil de tus juegos. Quiero verte sin que te des cuenta, que no te intimiden mis pequeños ojos. Quisiera hacerte reír a lo natural, sin presiones ni olvidos.
Deseo estrecharte la mano sin nerviosismos, posarme en tu bolsillo sin ser una carga, un estorbo. Necesito saber cuánto es la raiz cuadrada de tus pensamientos. Calcular que el resultado soy yo, presente en tu block de notas, perdido entre un dos mal dibujado.
Quiero perderme en el sin fin de tus recuerdos, en el eterno confort de tu indiferencia. Quiero sentirme vivo en tu rostro viendo el horizonte, en tu voz cargada de fuerza.
Necesito ser ese beso que no olvidarás, ese poema que tendrás escondido en alguna parte de tu piel.

jueves, 27 de agosto de 2009

Poemetría: No me canso

Nunca me canso de poner un suspiro más a los miles que tengo en el estante.
No me canso de ver el silencio posarse en tus labios, perderse en tu sonrisa, confesarse en tu mirada.
No olvido tener que decir tu nombre cada vez que te veo,
no poder despegarlo de mis pensamientos, de mis tormentosas ganas de volver y volver.
No me canso de pegarme al rostro la sonrisa más aceptable que tengo.
No desisto de ver mi nombre pegado en tu pecho, tus manos incrustadas en las mías.
No sueño contigo en la lejanía, sino en el ocaso, en el cercano amanecer.
No me miento al soñarte mía, no susurro tu nombre a la flor amarilla.

No me canso nunca de escribirte versos. No me canso nunca me mirarte a los lejos.

Me canso de esperar tu espera, de suplicarte un beso

Búsqueda

Mis pasos iban siendo absorbidos por el silencio. Me detuve, impávido, etéreo en aquella calle eterna y disuasiva. Cuánto, digo sin moverme, todavía mirando hacia el horizonte, sin darle la cara a mi interlocutor. 50 soles, me responde la voz sucia y seductora, acallada por el viento que manotea nuestros cuerpos. La miro y ella comienza la marcha, que la siento fúnebre o inconexa con el ambiente; la veo andar adelante mío con una danza erótica, con ese contorneo exhausto y maléfico, tenebroso. La quinta aparece ante mí; varias puertas me hacen recordar un sueño perdido, lanzado al tacho. Abre una puerta con un crujir olvidado que nos da la bienvenida; unas luces bajas nos acompañan en el silencio, en los tacos acercarse a la cama, en el suspiro eterno de aquella mujer. Cierro la puerta y ella ya está desnuda, esperándome en el lecho sexual, las piernas botadas a lo largo, las manos jugando con la almohada. Me desnudo, me hecho a su lado, ella se sorprende, la miro a los ojos, le suplico, abro la boca con temor, le toco las manos.

- Ámame...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Ramón y sus debacles

Cuando Ramón aparece tras bambalinas siente la incontrolable necesidad de agarrarse de algo, o de sostenerlo, pensando de que le caerá encima, de que perderá el conocimiento y estará nuevamente en ridículo. Bueno, pensar que esto no le sucede con cotidianidad es un absurdo: le sucede todos los días.

Y es que todos los días busca esconderse de lo que siente. Se apretuja contra la silla y se deja llevar por los sentimientos satíricos e idealistas; vuelve a agarrarse de cualquier cosa cerca (incluso de alguna compañera cercana) y espera, valiente, que todo le caiga encima... paf, auch... se acabó.

Más difícil es cuando ella te mira y tu vuelvas al ridículo. Mañana pasará, digo; pero Ramón sabe que no, que mañana será aún más jodido... y que al final de la noche todo caerá y caerá. Como siempre.

martes, 25 de agosto de 2009

Consideraciones y brevedades Nº8

No me queda más que mirarte a lo lejos, de encontrar un espacio donde pueda mirarte a lo lejos y dejar de suspirar. Unos minutos donde pueda guardarte hasta mañana.

domingo, 23 de agosto de 2009

Póker

Ramón: Señores, sírvanse las cartas
Julio C: Mmm...
Jorge Luis B: Las cartas no me dan augurio de victoria. Me retiro.
Julio R.R: Sigo...
Luisito H: Sigo...
Julio C: Veo cartas...
Ramón: ¡Cartas a la mesas!

(...)

Julio C: Mmm...
Jorge Luis B: Futuro incierto, ser maléfico que engendra oscuridad a mis pasos (hubiera ganado esta mano.
Julio R.R: Apuesto un par de merengues; sigo..
Luisito H: Sigo...
Ramón: Las últimas cartas a la mesa.

(...)

Julio C: Mmm... Como siempre, lo fácil se vuelve complicado en mi contra. Me voy.
Jorge Luis B: Qué destinos para más disparejos Julio C.
Julio R.R: Un merengue más a que tengo una mano mejor -y muestra el full house.
Luisito H: Sigo -mostrando el póquer de ases.
Ramón: Tenemos un ganador!
Julio R.R: Pero, ¡esto es trampa!

En la mano de Luisito H, pintados con crayones de colores, sobre unas hojas mal cortadas, l0s 4 ases hacían de cartas ganadoras. Todos se fueron rebuznando. Luisito H cogió los merengues y siguió escribiendo un par de poemas más.

sábado, 22 de agosto de 2009

Tu chanson d'amour

Tuve que encontrarte en el Ulises. Con la cerveza en la mesa, aparentando tomarla, sin saber que sé perfectamente que sólo pides aquel vaso con el fin de darle un colorido distinto a la mesa, a tu sin sabor. Te encuentro en el bar Ulises sin saber que te vería jugando con las palabras, cazándolas en el aire con esa pequeña red que guardas en el bolsillo de la camisa. Me ves, suspiras; la mueca, el rictus en tu cara cambia con facilidad.

Tuviste que darme ese poema. El poema que venía buscando hace mucho; sabías que con ese poema se terminaría el círculo, que de una vez y para siempre la mierda sería por fin tapada por la arena. Sabias que necesitaba de este último aliento para alejarlo completamente; que, al momento de leerlo y no sentir nada más que ganas de dedicárselo a otra persona, sería libre de nuevo.

Gracias Luisito... ahora sí podré dejarte en paz. Te dejaré seguir cazando palabras en el bar Ulises.

Lo mejor que siempre
me sucedió
fue haberte conocido.

Lo único que me sucedió
fue conocerte
lo mejor que me sucedió
yo lo recuerdo
con melancolía
francamente extraordinaria
junto a las casetas
al borde del mar
This fanny book
resambles
many diferentes
places of my life
lo mejor que me
sucedió fue el
conocerte
lo único que me
sucedió.
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Lo encontré escondido en un teatrillo surrealista... en un lugar que así mismo se dice el Averno.

Post Scriptum

Déjame entrar en tus recuerdos
esos que aparecen
antes de dormir
Esos que
espero
te hagan sonreír.

viernes, 21 de agosto de 2009

Adiós

Dime que te vas.
Dime que no regresas
Dame un adiós

No, sólo dime que no regresas
para esperarte
sin decirte adiós.

jueves, 20 de agosto de 2009

En otros labios

La mejor manera de decirte adiós es un gran adiós; o un chau, ese que te escribo mientras espero las últimas letras aparecer en la pantalla. Me imagino tu preciosa sonrisa diciendo la mejor manera de decirme adiós y mi secuencia de 0 y 1 se apaga al instante. Me tienes en un limbo, de esos que por un momento pienso puedo hacerte sentir algo más que un incipiente roce de labios; por otro, me quedo confuso e inservible, inhumano, ser imaginario, que solo sirve para parlotear y chacharear.

Del otro lado te veo como esa noche. Del otro lado te veo sonriendo, viendo desde abajo y yo desde arriba y temblando. Te veo del otro lado con esa sonrisa que se mostraba sin resentimientos, contra mi sonrisa chueca que se esconde, que no quiere mostrar más. Hasta ahora no quiere mostrar más, pues el tuyo está en otros labios, y éstos esperan con ansias los tuyos, en un encuentro prolongado, eterno, que no nos deje respirar; que no te deje huir.

martes, 18 de agosto de 2009

Te veo partir

Dímelo con sonrisas. Te miro con impaciencia, entre las cabezas enterradas justo delante tuyo y mío; te miro a los ojos lejanos y me respondes con miradas se soslayo, de esas que preocupan, mienten o sonrojan. A mí me sonrojan, porque me quedas mirando y no sé qué hacer, si seguir mirándote o quedar perplejo por siempre. A mí me mienten porque sé que esa mirada no es para mí, que sólo será un momento y luego serán de otro. A mí me preocupa porque poco a poco estoy volviendo a caer.

Y me lo dices con sonrisas, esa que mira con inquietud, que sólo a mí me destruye y paf, otro Ramón temblequeante en la silla, mientras tú te paseas a mi alrededor y me cuentas hasta 10, y yo cierro los ojos para encontrarte en mis pensamiento. Lo peor es que si estás... está ahí.

Tienes frío y quiero abrigarte, tienes hambre y quiero cantarte, tienes calor y quiero inquietarte. Estás ahí y quiero decirte que no aguanto escribir tonterías si no sabes que son para ti; decirte que cada momento deseo olvidarte y tenerte como una foto en el baúl de los recuerdo. Lo único que puedo hacer por el momento es escuchar tu adiós, que se acerca y me da un beso. Adiós, acompañado con el viento en un susurro hacia mis oídos.

Y te veo partir.

domingo, 16 de agosto de 2009

Blues

Apártate de mi camino... sí, no dejes que yo te perturbe. Sólo vete y ya, olvida la conversación, esa noche en que vi tus ojos y me sonreías de esa forma en la que siempre sueño. ¿Por qué tienen que gustarme chicas con sonrisas de ensueño, de esas que ya no puedes sacártelas de la cabeza? Las sonrisas se van, vuelan (me he dado cuenta de aquella preciosa habilidad) y se olvidan... ¡Paf!, como las gotas temblequeantes.

No te acerques, aléjate de mí, será lo mejor. No querrás verme sufriendo, o sintiendo que sufro. Mejor para ti: "ojos que no ven"... aunque mejor para mí. Pensarte que me piensas sufriendo puede ser lo mejor para tu ego. Aunque preferiría tomar un café y esperar a que tu sonrisa me dé la razón: que yo soy el que la cuidará mejor, el que haré que sonría por siempre y no tengas escusa para guardarla.

Ahora el blues acaba y con ello el parloteo futil.

jueves, 13 de agosto de 2009

Banda sonora de mi vida: Ojalá que estuvieses aquí, como antes

Así que, así que crees que puedes distinguir el paraíso del infierno,
cielos azules del dolor
¿Puedes distinguir un campo verde de un frío raíl de acero? Una sonrisa
de un cumplido,
¿Crees que puedes distinguir?

Y ¿Consiguieron transformar tus miedos por falsas sonrisas? ¿Mentiras
por besos sin calor?
¿Noches perfectas por mentiras endulzadas? ¿Frío que conforta por un calor asqueroso?
¿Y canjeastes dejar atrás recuerdos gigantes por un presente conflictivo?

Como desearía, Como desearía que estuvieses aquí.
Somos solo dos almas perdidas, nadando en una pecera, año tras año
Corriendo sobre el mismo viejo suelo. ¿Qué hemos encontrado? Los mismos
viejos miedos
Ojalá estuvieses aquí

lunes, 10 de agosto de 2009

Poemetría: Dime algo desde lejos

Algo que no lleve
un poco de rencor
que sea todo espontáneo
que sólo sea un pedazo
de cielo.

Algo que no hiera
desde lejos
que cuando te mire
lo haga sin sorna
y tú hagas lo
mismo.

Algo que haga
recordar que
dos más dos
es siempre esa pequeña
diferencia que nos mantiene
así
tratando de sobresalir
cada uno por su
lado.

Algo que me haga saber
que tu y yo no somos
nada más que un par
de palitos en la cuenta
regresiva.

domingo, 9 de agosto de 2009

Por la re...saca

Demasiado cansado para decirle que no a la señora. Subí al carro, me despedí de la gente en la puerta de la casa y avanzamos. En el auto dos chicos más, cayéndose de dormidos; yo, mirando la ventana, tratando de no dormir.

La señora hablaba pensando que todos la escuchábamos. "La fiesta salió divertida, gracias por venir a saludar a mi hija por sus 25 años. Estoy seguro que ella está muy agradecida. La fiesta salió muy bonita, todos bailaron y disfrutaron y eso es lo importante mientras cuándo parará la lluvia en mi corazón, cuándo dejará de amarte... Ticking away the moments that make up a dull day... ésta es su radio preferida, la que pone los mejores éxitos del dial.

La ventana no se despegaba de mis ojos. El paisaje urbano se iba dibujando con mayor familiaridad, sube sube, Chorillos, Los Cedros, La curva, baja baja. El micro apareció como llegó el carro de la señora. Demasiado cansado para bajar del micro, pero debí hacerlo para llegar a casa.

viernes, 7 de agosto de 2009

Imposible

Pero imposible dejar en paz a Luisito H., que sostiene su taza de café con leche mientras jugamos a piedra, papel o tijeras. Mi café bien cargado está aún caliente, así que espero a que se enfrié mientras mi mano muestra una piedra; Luis esconde la mano-papel y, piconazo como es, saca del fondo del bolsillo de su bata blanca de médico un plumón y comienza con su letárgico arte de escribir. Aprovecho para tomar el café, ya frío de tanto jugar.

Esta vez regala el escrito al mozo, mientras le decía "caliente el café de mi amigo por favor". Siempre los rostros se mostraban pasmados al recibir los poemas en colores brillantes de Luis y él siempre miraba mi rostro taciturno y reía y volvíamos a jugar, mientras le contaba sobre gatos, tierra, defecaciones y su él. No le gustó la relación, pero le dije "descuida, que sólo cité un poema". Sonrió como diciendo un "más te vale".

Si le contara que profané uno de sus escritos saca el estetoscopio y me lo lanza en la cabeza, para después jugar a revivirme, como siempre.

jueves, 6 de agosto de 2009

Adoptado

Me recogieron cuando iba a comprar el pan. Eran casi las 9 y una pequeña flor amarilla había florecido al lado del camino, muy cerca a la vereda. La olí, supe de su inocencia, de sus locas ganas de vivir; la coloqué muy cerca a un jardín. Mientras la enterrada con delicadeza apareció Suelen, pequeña como era, con la mirada fija en los ojos y la mueca siempre hacia abajo, que no expresaba ni tristeza ni alegría. Me agarró y me llevó a su casa. Desde ese momento me adoptó.

(primer párrafo de uno de mis tantos proyectos)

miércoles, 5 de agosto de 2009

Ramon dixit

...y tú déjame en paz.

otro ¡paf!

se acabó.

Tierra en la cara

Siempre me he sorprendido al ver un gatito echándole tierrita a su mierda. ¡Sí! es muy chistoso ver al gatito (que puede ser un gato feo y flaco) arrastrándole la tierrita a su mierdecita. Como todo, este suceso me trae a la mente, nuevamente, el poemita de Luisito: Lo mejor que me sucedió fue haberte conocido.... . Déjame agregarle unas líneas más, Luis (felizmente estás muerto, para que no te vuelvas a morir al ver tremendo cambio): Lo mejor que me sucedió fue haberte conocido, perdido, olvidado y desechado; como la tierrita en la mierda.
Pero el gato sólo puede desenvolverse de esa manera... es algo natural al momento de tener una mierdecita adelante; lo hace por instinto. Así que uno ya sabe cuando un gatito tapa la mierda con la tierrita. Lamentablemente algunas veces uno se da cuenta cuando soltará la mierdecita. Pero bueno, más vale tarde que nunca.
Así que, si te desenvuelves de la forma que quieres y se desenvuelve de la forma que quiere, estoy seguro que alguna vez la tierrita y la mierda aparecerán, pues algunas respuestas de verdad son tremendas mierdas que no las tapan ni la mayor cantidad de tierra y menos un gato capaz de mover toda esa tierra. Entonces la mierda queda ahí, con mosquitas y todo, y se vuelve una tremenda tira cómica, de esas que no hacen llorar, sino reír; pero con una risa estruendosa, esa con voz y cuerpo, esas que el tiempo sabe controlar.
Sólo queda decir que hay una mierda bien enterrada bajo tierra, allí donde hay tierra subsuélica, ésa que sabe a petróleo, a minerales, a fósiles prehistóricos; la mierdecita descansa en el fondo hace mucho. Como para decir ¡plaf!... se acabó.

martes, 4 de agosto de 2009

Cortázar dixit.

Julio, nunca sabré si estas líneas serán ese pedazo de patada en el trasero que me haga olvidar consejos dolorosos y fuertes, que me hagan olvidar sillones toscos y miradas vacías. No sé si estas líneas me llevarán por caminos flexibles y amenos, o por duros y tristes:
"En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras distintas, todo lo que la gente cree poder hacer cada momento. Mirar, po ejemplo, o comprender a un cerdo o a un gato. Esas son las dificultades, las grandes dificultades".
Vivir con la mirada de un niño es jodido, Julio; pero al parecer supiste vivir con ello. Sólo espero yo poder convivir con ello.

Estruendos

Dime que nos veremos el sábado. Dímelo. Pero no lo digas con esa cara, dímelo con seriedad, con presteza, con ganas. Pero dímelo con intención de verme ese sábado, no de volada, no con ganas de terminar con esa escena, no con ganas de mandar todo a la mierda, tú que eres especialista en correrte de las situaciones difícil sólo con un: "nos vemos el sábado.
Y lo dices, con esa cara de mosca muerta. Te me caíste de cara y borraste el último recuerdo que quedó de todo.
Ahora miente que el sábado no puedes. Mienteme sobre el tiempo, explícame, oh conocedora del espacio y tiempo, que este último es cruel, que te amarra, que no te suelta, que no te deja desenvolverte como quisieras, que te seduce, te lleva a otros lados, a otras camas y te hace fingir el mismo gemido que conocí en cuartos pequeños y tristemente mentirosos, pertenecientes a un sueño. Miénteme que no podrás este sábado que cambiarás de voz, de cuerpo, de estruendo.

viernes, 31 de julio de 2009

Poemetría: Tengo un recuerdo

Tengo un recuerdo
que revolotea en el
bolsillo de mi camisa
Juguetea entre
las monedas cansinas
y boletos
descoloridos.
Tengo un recuerdo
que me mira con
temor entre la
multitud
esquivándolos
Tal vez solo
sea un reflejo de
lo que hago
tan solo
una práctica inútil
que alimenta
mi ilusión.
Tengo un recuerdo
que revolotea cuando
te veo
pero lo guardo
bien dentro
hasta el momento
de decir
adiós.
Tengo un recuerdo
que al final de la noche
crece con
intensidad
Ya no alcanza en
el bolsillo
y explota
posándose en mis
manos.
Ese recuerdo es
tu sonrisa
que revolotea
cuando no
estás.

martes, 28 de julio de 2009

Para el homónimo antónimo

...como tuyos son estos versos, esas líneas que aparecen y van y que van y no regresan; esos versos que intenté buscar y no encontré, que felizmente no encontré. Esos versos que sólo unas líneas me hacen caer en una pesada tira cómica, de esas que sólo hacen reír en vez de llorar:

Lo mejor que
Me sucedió
Fue haberte
Conocido...

y perdido.

Señor Billy The Kid , ¿o Capitán Dexter?

Veo que tenemos los mismo gustos Luisito; no por la poesía, si no por esa manera tan "cool" de dejarnos las patillas, digo mientras prendo el cigarrillo y tú esbozas una sonrisa, de esas que dejan ver tus dientes separados. Ya terminaste tu carrera de Medicina y aún sigues escribiendo poemas como un niño de 5 años: a grandes colores y pequeños seres que pretenden salir de las hojas asimétricas de tu borrador. Yo ya acabaré y pienso dejar de escribir esos relatos que tanto te hacen reír; algunos comentarios han herido mi alma de niño.

Pero ahí apareces tú, con tu bata larga, tu estetoscopio con que el cual tratas de auscultar mis lentes tristes y me das un sonrisota: Me sorprendería si hicieras caso a esos comentarios, me dijo entre molesto y divertido. Yo deje llevarme por el juego mientras miraba sus patillas y me daba cuenta que eran tan parecidas. Vivimos en los años setentas mi querido doctor. Él sólo se ilimitaba a darme la espalda y sacar algo del bolsillo, ponérselo en el rostro y decir: ¡No! Billy The Kid para usted.

Y me dio un un papel garabateado sobre un poema:

Lo mejor que me
Sucedió fue
Haberte conocido
How can I see you,
No, how, no, because
My love.
Un día
Conocí el poder
Ligero de la palabra:
Yo tartamudeaba
En frases,
Con los ojos: tales
Ojos que en el mar
Se agotan.
Que
En el mar pierden
Un reflejo, el asfalto?

Para ella, me gritó, que pretende alejarte de las garras de la hermosura de la niñez y peor aún, de la escritura.

Tú no eres Billy The Kid, Luis Hernández, tú eres el Capitán Dexter. Ahora danzas, emulas estar sobre un caballo, y estás feliz.

¿Cómo está...

... la luna? ¿Cómo está?

¿Perdida entre la densa neblina?
¿Esperando ser reconocida?

Si pudiera sentir tus formas y contornos una vez más
esta noche de La Gris sería perfecta.
Pero tu ausencia es indispensable
para poder ser libre
y no morir en el recuerdo.

¿Cómo está.....
....la luna?

lunes, 27 de julio de 2009

Por fin...

... mis manos están heladas.

Sin más esperas

Esta es la gris que tanto soñé
Esta es la gris que quería ver
Esta es la gris que deseaba sentir.

Esta es la gris con la que soñamos,
pero que permanece en mis recuerdos
Y que nunca se irá
La Gris,
que quería sentir.

sábado, 25 de julio de 2009

Consejo

Suele ocurrir. El sentimiento de destrucción está inherente en toda materia, orgánica e inorgánica. Pensar que sólo un sueño puede desestabilizar pasiones ya en sí un sofisma, un alegato de muerte prematura: ¿cómo pretendes deshacerte con una simple imagen formada por tu subconsciente? Aplica la teoría del Big Crush: Encógete lo más que puedas y luego me cuentas que si fuiste capaz de soportar todos los temores del universo. Lo superficial no cuenta. Ahora, por un punto en el universo no pienses que todo carece de significado; hasta lo más nimio tiene siempre un descuido en lo organizacional o jerárquico. Despierta, no eres el único que está desordenado -me dijo el gato, mientras fumábamos uno habanos bien socialistas.

viernes, 24 de julio de 2009

Poemetría: Escapando del olvido

Por fin tuve un respiro luego de la larga noche
Tal vez luché por escurrirme de tus brazos
o del clamor de tus versos
Seguramente quise escapar de ese nombre
que de a pocos se convierte en botellas
y en sillas bohemias.
Quise envolverme en silencios
en tinieblas y en soledad
No conozco a nadie más que sepa
tanto de mí
Tanto de mis hábitos pérfidos
y maléficos
Que sepa tanto de mis días oscuros
esos que aparecen como respiros
en la larga noche.

miércoles, 22 de julio de 2009

Poemetría: Adiós

¿Cúando será el momento perfecto para decir adiós?
Cuando el aire susurre tu nombre a lo lejos
Cuando sea imposible atraparlo
aunque corra
Cuando mis piernas no puedan gritar tu regreso
Cuando mi voz no pueda seguir tu olvido
¿Cuando será el momento para decir adiós?
Cuando sea capaz de articular cinco letras
y darle a la penúltima una tilde
para terminar con el dolor
Cuando tu rostro ya no sea capaz de regalarme una
sonrisa.
Cuando sea el momento de decir adiós
yo ya habré partido.

domingo, 19 de julio de 2009

Lecciones

Todo parece sacado de una caja o una bolsa. Todo parece estar perfectamente cronometrado para que las cosas se den: una mirada, una sonrisa, un adiós, un hola, un recostar la cabeza en un hombro, un suspiro, una mentira, una evasiva, un poema, nuevamente un adiós, un mirada tras el cristal inerte y exento de la situación. Todo parece estar colocado de manera arquitéctónica, capa sobre capa, ladrillo sobre ladrillo, para que al final la construcción final sea ese momento después de verte detrás del cristal y alejándome para no sentirme más patético.
Y todo parece seguir un orden, no hay planificación, no hay ciencia exacta que lo determine: es algo tan subjetivo y objetivo a la vez, una serie de situaciones sin relación aparente que se ordenan, de manera sistemática, para obtener un desenlace.
¿Destino? ¿Casualidad? ¿Las cosas se dan por el azar? ¿O existe algo esperando ocurrir?
Ambas no dejan de quebrarme el cerebro. Ahora puedo estar pensando en algo ideal para hacer, pero no sé que me deparará el mañana (¿destino?), tal vez un bostezo pasada las 12 de la madrugada.

Rompecabezas

mejor, de, adiós, ¿, esa, decir, la, ?, Dime, manera, fue.



Armar y encontrar el sigificado de mi desencanto.

miércoles, 15 de julio de 2009

Ramón y sus conocidos

Ramón aparece tendido en lo largo de la pista, dialécticamente expuesto al oprobio de los transeúntes y conductores. Un conocido aparece en escena, inquieto, aburguesado y tiránico. Se acerca y me levanta con soberanía, me sonríe, me habla.
- Ramón, ¿qué pretendes entre la selva de vehículos vetustos y despreciables? -su habla me hace tiritar, me hace gritar, me hace querer dejar de fumar-.
- Sólo expongo una de mis tantas tontas teorías -trato de igualar su elegante forma de hablar-. Sé que ninguno de esos vehículos pasará por mí.
- Tendré que darte la contra entonces. Justo antes de sacarte de este problema, un tremendo camión venía hacia ti, con furia animal.
- Estoy seguro que me habría esquivado. Mira -señala hacia la pista-, hagamos otro experimento. A que no te mata el tremendo camión que viene allí.
Lo hizo echarse en la pista, lo hizo cerrar lo ojos y lo convenció de que nada pasaría. Mientras prende un cigarrillo, Ramón se aleja de la pista tumultuosa, mientras el camión va con furia hacia su conocido. Felizmente es sólo eso, su conocido; no quedará remordimiento mientras el camión ya pasa encima de él. El cigarrillo se desvanece a cada bocanada, ahora sí dejaré de fumar.

martes, 14 de julio de 2009

Ramón y sus tertulias

Ramón se extiende en el asiento mientras extira el brazo, largo y largo. Edgardo coge un chifle de la bolsa, mientras escucha: "ni se te ocurra coger la cancha". Edgardo toma un chifle, en pedazos, p-e-d-a-z-o-s, y siguen hablando.
Hablan de sueños, mientras mueven la cabeza a cada sombras contorneada que se aparece frente a ellos. Los sueños se introducen en la conversación mientras las palabras se pierden entre la bolsa de chifles: que soñé con una rubia, ¿una rubia?, una chela, habla bien pues, soñé que soñaba, fuera eso lo soñé yo, ¿en serio?, te lo juro por la Sarita, pero Sarita está en clase, esa no... no seas malo, estoy jodiendo.
Y así van los sueños mientras el cigarrillo se prende y las chelas comienzan a aparecer en las cabezas transtornadas por los sueños.
Unas chelitas, pero Chelita vive en mi barrio, ¿otro sueño de mierda?, no en serio Chela vive a la vuelta... dos no creo que consiga, cojudo unas cervezas, bueno te contaré unos sueños que tuve ayer entonces, con tal que no sean repetidos...

domingo, 12 de julio de 2009

Rechazo

Me botas de tu caliente espacio, me haces alejas, me quitas la cobija que trato de mantener entre mis garras. Me empujas con tus pequeños pies y caigo mientras maullo de piedad y no pareces escucharme. Caigo al filo de la cama y me quedo contemplando el cielo raso, ese borde de la cama mientras tus piecitos vuelven a insertarse en la cobija.
Sólo me queda volver a mi pequeña caja llena de algunos polos viejos y sucios, aquel espacio donde crecí, donde me acogiste, donde me acostumbré a tus caricias, a tus mimos, a tu cuerpo caliente que se apretujaba mientras aún maullaba de extrañar a mi . Ahora siento tus manos alejarse y mis ronroneos son más distantes, frotarme en tu cuerpo ya no será nunca más agradable para ti.
He crecido y tú te has dado cuenta. Ya no soy el pequeño minino que me adoptó. Miro la ventana, está semi-abierta. Ahora soy un gato techero que no tiene dueña.

sábado, 11 de julio de 2009

Melodías

1. ¿Cuándo es el momento exacto para poder extrañarte? ¿Acaso cuando deje de verte dos o tres días? ¿Acaso mientras escucho una canción tonta pero jodidamente hiriente? ¿O mientras escucho un teclado alegre y un voz gruesa y poética?
2. ¿Cuándo será el momento en que realmente te extrañe? ¿Cuando sepa que nunca será mía? ¿Tal vez cuando pierda las esperanzas de rememorar tu sonrisa en mis pequeños recuerdos? ¿Cuando nunca más te vuelva a ver? ¿Cuando sienta que me quieres evadir, que esa sonrisa sólo servirá para saludarme y para nada más?
3. ¿Qué es lo que verdaderamente pasa? ¿Me aprisiono a tu pecho sin tenerlo? ¿Me encandilo de tus besos sin probarlos? ¿Me apretujo a tu ser sin sentirte?
4. ...
5. ¿Qué es lo que me ocurre? ¿Me estoy enamorando? ¿Me estoy perdiendo en tú imagen? ¿O sólo es un capricho sin cauce, una ilusión sin motor?
6. Dímelo tú.

viernes, 10 de julio de 2009

Sequía

Cómo poder escribir si pienso en ti uno, en ti dos, en ti tres. Tres tú que revuelven mis ilusiones con sonrisas, que sacan lo mejor y los más ridículo de mí, que me vuelve a lo apacible del pasado. El ti uno que se presenta como una una forma de sentir una ilusión, que cada vez que te veo exploto con fuerza y cada gesto y cada palabra, cada saludo me hace querer tenerte a mi lado. El ti dos que con dulzura y sencillez me envuelve en un espacio que me vuelve fuerte, decidido, que me convierte en el bufón que soy, en la terrible necesidad de querer hacerte sentir bien. El ti tres que sólo aparece y sólo te doy la atención necesaria, pero que es agradable y placentero.
Cómo poder escribir si ahora sólo tengo frases y gestos para alguien más. Sólo me queda pensar y recordar... rememorarte.

miércoles, 8 de julio de 2009

Amor lúdico

Te pienso; ya mi día se muestra sombrío: aún no eres mía. Me arrepiento, quiero dejar tu imagen guardada en el cajón más vacío de mi cómoda (tus imágenes en mi cabeza son demasiadas); pero me vuelvo a arrepentir: si me dejas, por ahora sin tu rostro en mi cabezota, desfalleceré.
Te veo; antes todo era distinto, era a lo lejos, de improvisto, casi escondiéndome, casi manteniéndome al margen. Ahora, te veo y me miras y me sonríes y yo muero, y te sonrío, pero mi sonrisa es horrible a comparación tuya, trato de poner mi mejor sonrisa y tu sonrisa se presenta siempre como la mejor, y muero, me mata, desfallezco.
Te siento; es lo único que falta para completar el círculo, ese búmerang del que habla un amigo mío, te veo y un gesto un frase vale más de mil corazones latiendo al unísono. Me traes desfalleciente a cada instante.
Solo espero que tú puedas sentir lo que yo.

domingo, 5 de julio de 2009

Poemetría: Ella saldrá fugando de mis ojos

Y recorrerá mis pensamientos y mis deseos
de alguna manera de dejará llevar
por todo lo que siento
y todo lo que quiero para
ti
Ella saldrá fugando
de mis ojos
se reunirá con mis pensamientos
aparecerá en mis palabras
en mis suspiros
y verá que
no muy lejos de aquí
hay un corazón que late
que explota cuando te tiene cerca
Que mejor para él
es hablarte a lo lejos
mirarte de reojo
sonreírte con nervios
Sólo es eso.

jueves, 2 de julio de 2009

Consideraciones y brevedades Nº6

Cómo simples palabras como sonrisa, mirada, amor, sentimiento, deseo, ilusión, pueden convertirse en elementos indispensables para expresar algo dentro de ti; materializarlo en poesía, y formar uno consigo mismo.
Cómo simples palabras pueden estructurar toda una forma de vivir y de sentir, de morir y de sufrir.

martes, 30 de junio de 2009

Destinos

Mi destino parece ser verte hasta morir. Quedarme espectante mientras otros chicos te cortejan, te hacen reír, te compran cosas, te llevan a salir, te acarician, te besan, te hacen el amor... de manera tan insignificante a comparación de lo que yo haría contigo.
Mi destino parecer ser dejarte ir. No podré hacer nada, no escribiré nada en la lista de Papa Noel, no dejaré de verte a los ojos, no dejaré de sonreírte; eso sí, sin decirte que me encantas y que cada paso, cada movimiento, cada sonrisa que me das al saludarme me obliga a escribirte y morir, con la poemetría en las venas.

lunes, 29 de junio de 2009

Teatrillo barato

Ramón: No me vengas con tus cuentos. Siete vidas no son suficientes para convencerme.
Gato: No son sólo siete vidas, son seis bigotes, dos ojazos y cuatro patas.
Ramón: (Gesto de desesperación) ¡Buscas que te eche agua!
Gato: La vida está hecha de riesgos, yo no le corro a ninguno. Deberías hacer lo mismo.
Ramón: Si te lanzo un perro correrías y ¡ay de ti!
Gato: ¿Y si yo destruyo ese punto en el universo. ¿Qué sería de ti?

sábado, 27 de junio de 2009

Poemetría: Prescripción médica

Tómatelo sin resentimientos
más bien
piensa que sólo será
una despedida
un silencio final entre
tu
y
yo
Cierra los ojos
no cuentes
no pienses

Desapercibido

Me encontré contigo ayer por la tarde. Llovía y tú estabas cabizbajo, un poco triste, a penas y notaste mi presencia. Me saludaste sin ganas, prendiste un cigarrillos, me convidaste uno, y comentamos lo horrible que estuve la presentación. Ni siquiera tomaste la atención debida; ni a la presentación ni a mi disertación. Desde hacía horas que te había notado en la parte delantera del teatro; no mirabas la presentación, sólo el suelo o a los lados. La salir no te despediste de nadie, ni los habías visto; cuando me acerqué a saludarte me miraste confundido. Me diste la mano entre sorprendido y desinteresado; no hablaste mucho. Al acabar tu cigarrillo supe que tenía que marcharme, que de alguna u otra manera estaba boicoteando tu plan.
Hoy en la mañana me enteré de tu muerte. Como siempre pasaste desapercibido para todos.

En clases

Apenas escuchamos los pasos cerca de la puerta, volteamos; como un coro de rostros, como una sinfonía de movimientos. Y los pasos, esos sonidos huecos, desaparecen en el aire; nuestros rostros pierden sentido, lentamente los volvemos hacia adelante, hacia ese profesor desgarbado y entusiasta, dibujando figuras geométricas, dibujándose un brazo, un ojo: "Las formas tienen límites, pero ellas trascienden esos límites".
Vaya frase de Simmel.
Ahora yo solo vuelvo el rostro hacia mi carpeta, hundiéndola, hasta adentro, abajo, hasta el fondo. Parece que duermo, pero estoy cayendo, un vacío inexplicable y sin dolor. Desfallezco... las figuras invariables que varían, cíclicas, absurdas y dialécticas. Me corrigo, estoy durmiendo.
Oigo nuevamente los pasos; reacciono, me acomodo en el asiento. Veo las figuras borrándose en el pizarrón, en mi cabeza, y volteo hacia la puerta. Los pasos se oyen más cerca, parece que alguien se presentará en el umbral de la puerta, que entrará, que todos voltearán a ver a aquella persona...
Nada, nuevamente una farsa sinfónica.

martes, 23 de junio de 2009

Comodín

Ramón se encontró un carta en el centro de una mesa. Diametralmente colocada, pareciera que fue puesta con alguna regla especial super precisa. La cogió por el simple hecho de ser un jóker, justo el blanco y negro, que se adecua a su vida pueril y subjetiva, mismo calco que las películas de Charles Chaplin, o de esas películas de bajo presupuesto que no tuvieron ni para ponerle cargas con tinta de colores a sus cámaras de grabación.
La figura del jóker le pareció divertida. Ramón hacía unas muecas tratando de imitar la imagen del bufón y algunas formas que incitaban a las risas y burlas de los que pasaban por ahí. Luego de tanto tonteo, Ramón reflexionó: ese pequeño bufón, el tan famoso comodín, compartía cierta conexión con él. Ambos servían para completar esa cosa que falta, esa carta que se necesita por un momento y que después puede tomar cualquier valor que se requiera.
Comodín se dijo a sí mismo. Tomó la carta y la guardó como señal de que se puede escribir de cualquier estupidez.