sábado, 10 de mayo de 2008

Decisiones

Aprieto fuerte el lapicero en el papel. Sudo, mis manos tiemblan y me siento desfallecer. El reloj marcan las 2 de la tarde y apenas siento la brisa otoñal en mis pies. Tomo el papel firmado y se lo entrego al guardia. La última vez que veré mi celda. Suspiro me y acerco a lo que será mi último recuerdo: una cámara de gas. Puedo no haber firmado y escaparme, pero la incertidumbre me llama: voy a morir. Prometo escribir de lo que pase después cuando esté allá.

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