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lunes, 13 de abril de 2009

Misivas

Ramón se sorprende de ver buzón de correo. Timidamente siente que está amarrado a una serie de interelaciones basadas en dar y recibir letras. Se alegra, mira el nombre en el mensaje: es ella. Siempre las respuestas aparecen de la nada, siempre en momentos cuando él piensa en árboles, nubes, días sin sol, sapos, gatos (eternos antepasados); aparece esta carta y esta joven que se atreve a escribir sin saber que él hará lo imposible por responderle. Comienza a leer la carta.

A las pocas líneas el pesimismo innato aflora. Ramón desdibuja en su mente ese rostro, lo quita del rompecabezas de su vida y se convierte de nuevo en un recuerdo. Aquella persona detrás de las cartas lo conmueve, lo irradia de nuevos futuros, de nuevas vivencias, pero sin pensarlo o quererlo, se va convierto en nuevo material de desdichas, aspecto que no quiere atribuirle a la nueva persona que envuelve sus vivencias.

Guarda la carta con presteza e inicia la respuesta. "Querida Carmen..."

martes, 7 de octubre de 2008

07 de octumbre(8:38 pm.)

Aparato precioso. Teléfono. Una vez, una jovencita cachetona me dijo que a través del teléfono o del internet no se pueden transmitir sensaciones, expresiones. El teléfono es parecido o tan igual a cualquier expresión del rostro, con sólo un sonido, una voz, reconoces el rostro de las personas, su modo de pensar, sus reacciones, sus ganas de hablarte.
En la tarde reflexionaba sobre esto, pensaba si será verdad. Muchos me mostraron su negativa ante mis acusaciones. Es infame aceptar tal hipótesis, me dice la gran mayoría. Será que tengo un don especial: mirar los rostros a través del teléfono...

martes, 2 de septiembre de 2008

1 de setiembre

Hoy tuve un día raro. Hoy congrueron miles de sentimientos terribles en un mismo lugar y situación. Pasé de un momento divertido, a estar molesto; de estar molesto a sentirme terriblemente despreciable; de éste a estar triste, solo; de esto a sentirme nuevamente feliz, agradecido; y por último a sentirme realmente extasiado, en el éxtasis de mi maldita existencia.

Luego mi día carecio de sentido...

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Hoy mi viejo se volvió a ir, a trabajar a los lejos, y, lamentablemente, esta casa sin él es más tranquila. Han cesado las balas por algunos meses...