lunes, 13 de abril de 2009

Misivas

Ramón se sorprende de ver buzón de correo. Timidamente siente que está amarrado a una serie de interelaciones basadas en dar y recibir letras. Se alegra, mira el nombre en el mensaje: es ella. Siempre las respuestas aparecen de la nada, siempre en momentos cuando él piensa en árboles, nubes, días sin sol, sapos, gatos (eternos antepasados); aparece esta carta y esta joven que se atreve a escribir sin saber que él hará lo imposible por responderle. Comienza a leer la carta.

A las pocas líneas el pesimismo innato aflora. Ramón desdibuja en su mente ese rostro, lo quita del rompecabezas de su vida y se convierte de nuevo en un recuerdo. Aquella persona detrás de las cartas lo conmueve, lo irradia de nuevos futuros, de nuevas vivencias, pero sin pensarlo o quererlo, se va convierto en nuevo material de desdichas, aspecto que no quiere atribuirle a la nueva persona que envuelve sus vivencias.

Guarda la carta con presteza e inicia la respuesta. "Querida Carmen..."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Apenas komnc a leer! tenia el komentario y se me ha borrado!.
Haz de saber que me a pasado algo parecido...y sobretodo kuando vi 2 rpts

.................... krmn