domingo, 22 de abril de 2012

Poemetría: In-creíble.

Ahora que lo pienso
no puedo creer que hace ya un tiempo
haya vivido
privado de las llamadas a media noche
y los buenos días calientes

Expuesto a tanta melancolía
o dramatismo infundado

Desaparecido de la ocasional tarde
donde inician los abrazos
los labios incrustado

Olvidado de las noches
con tonos de piel
entremezcladas en sudor

No puedo creer que ya vivido privado
hace algún tiempo
del jadeo explosivo
en ojos entrecerrados
de manos que aprietan mi espalda
como si destrozaran la colcha

De besos que no cansan
de orgasmos que se guardan
de lágrimas que no existen
y promesas impronunciables.

No puedo creer que haya vivido
todo ese tiempo
antes de conocerte.

martes, 20 de marzo de 2012

Consideraciones sobre un viaje II

¿La percepción cambia por los matices que delinean el contexto o es que es factible que estemos más cerca?

Las nubes permanecen quietas en el claro cielo serrano. Están quietas pero parecen moverse, irse a la medida que nos vamos nosotros también. Empujarnos mutuamente, escabullando un brazo pomposo y blanco-brillante, suave como las mejillas de algodón, que lucha con nuestros brazos carcomidos profundamente por el fricción del smog capitalino.

Se escapan, se alejan verticalmente, llegan a convertirse en parte del paisaje, dispuestos a la foto panorámica, al lente de cada cámara para absorberla en una memoria pequeña que nos acompañe toda la eternidad.

Sin embargo las tenemos cerca al punto de poderlas tocar con los dedos, sentir el aire frío con el cual sobreviven, convirtiéndolas en espectros negros e irascible. Grandes, magnánimas, infladas por el aire fresco que hiere nuestras fosas nasales.

Me hacen comprender que manejan un límite de suspensión, una valla en la que subir destruiría su acolchonada composición. Así como no se le es permitido bajar por disposiciones divinas o cálculos físico-químicos que escapan a conocimiento. Una línea invisible, divisoria y permanente que las sostiene, que equilibra el mundo tal cual lo conocemos.

Subir a la altura es conocer una realidad que desde los 0 msnm no podemos concebir. Subir es llegar al cielo, tocar las nubes. Volverse más azul. Más naturaleza y menos máquinas.

lunes, 19 de marzo de 2012

Consideraciones sobre un viaje I

Una niña de cachetes chaposos me contó, a modo de respuesta, a la pregunta ¿por qué no hay gatos en los pueblos?

"Los gatos son muy chiquitos. Podrán comer, hacerse gordos, les crecerá mucho pelo para que no sientan frío, pero igual siguen siendo chiquitos por su dentro. Sus pulmones siguen siendo chiquitos y no pueden respirar por la altura; les da soroche. Paran maullando nomás. No duermen, se echan un ratito y luego saltan, respiran rápido como si se ahogaran. Después de un tiempo los ves durmiendo tan bien que ya no quieren despertarse, y se quedan así, bien dormidos".

Lástima. No quiero un gato que duerma todo el día. Si alguna vez se me diera la oportunidad de vivir en la sierra quisiera llevar un gato. Lo que no falta son perros. La niña me dijo:

"Todos tenemos perros. Nos cuidan, nos avisan si viene algo malo. Además que son bien juguetones, siempre quieren jugar. Si ladran es porque hay alguien en la puerta o cerca a nuestra casa, nos avisan. Depende bastante de su ladrido. Si es muy fuerte y rápido no abrimos la puerta, llamamos desde dentro. Si no es así salimos con confianza".

Debo pensar la forma de llevar un gato a la sierra central, para que se aclimate y le crezcan los pulmones.

Antes de irme le pregunté a la niña si alguna vez había visto un gato.

"Solo en mis libros del colegio".

Lástima.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Poemetría: Llévame

Escribiré en tu mano el cronograma de acción
la espera que no se olvida
las horas que te digan que no estoy a tu lado
y me obligues a buscarme

Los espacios al aire
para que los llenes de mí

Los oídos vacíos
completarse de silbidos
o tarareos viejos

Las manos sueltas
que no se permitan meterse en los bolsillos

Escribiré en tu piel mi nombre
inolvidable

En tus piernas mis manos
inquietantes

En tus labios mi nerviosismo
acuciante.