Lo vi, tan de cerca, apenas a unos pasos. Lo tenía al frente, con los ojos evadiéndome, con la sonrisa disimulando el miedo. Él sabía que quería golpearlo, parecía olerlo. Lo tomé del cuello de la camisa, levanté el brazo derecho que ya formaba un puño y arremetí contra su rostro estúpido. Dos, tres, lo hice con furia, mientras él recibía con resignación. Toma mierda!!! Su rostro me daba gracia, verlo pedir perdón. Lo solté dándole los últimos golpes, patadas, toma mierda! La universidad reventaba en curiosos...
A la mañana siguiente me suspendieron todo un ciclo, además que tenía que pagarle las medicinas al cojudo ése, que me denuncio por agresión.
1 comentario:
Carelocidio
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