Pasiones que alteran de diferentes formas. Una peculiar pasión apareció ayer en una situación que no merecía mi mayor atención y ni preocupación; sin embargo me hirió en lo más profundo. No un dolor penetrante y fuerte, sino mas bien una quemadura que se mantiene y que recrudece con el aire y el agua. Una herida que se incendiaba con el recuerdo y que no pasaba con hielo.
Aunque la quemadura que invadía mis entrañas me sumergía en rencor profundo me daba cuenta que mi ira era infundada, autoflagelándome.
Comenzar a analizar los momentos de decepción es la clave para no meterse en líos que no tienen cauce.
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