sábado, 24 de julio de 2010

Carta para...

Querida L.:

El tiempo es arena en mis manos, versa una canción que retumba en mi cabeza estos últimos días -como todo lo referente a ti. Todo lo que había construído consensuadamente, con voluntad de acero; todo lo que de alguna manera sacrifiqué quedó desechado en segundos por una aparición (que pretende asumir que yo aparecí) en mi vida. Todo cayó: mi tiempo - espacio, mis ganas de vivir, mis formas de sentir, mi yo atemporal, mis ojos cansado de trotar; todo cayó en un segundo, como arena.

Y se me vienen a la mente miles de canciones que jamás pudieron concretarse en la verdera banda sonora de mi vida. "Que otra cosa puedo hacer, si no olvido moriré..." Fue mi insigna por bastante tiempo. No quería morir sin el crimen fuera resuelto. Estoy a punto de saber qué sucedió y no sé si podré morir tranquilo o es que nuevamente me hundiré en la agonía que solo una situación como ésta -de incertidumbre, de poca confianza, pero bastantes sensaciones agradables, de viejos momentos que vuelven a renacer- puede ocasionar.

Pero ahora nada se compara a tus palabras. ¿Realmente puede confiar en ellas? ¿Es que aparecen para quedarse o volver a irse, dejando sinsabores que puede durar mucho tiempo más? Miedos retorcidos que son tristemente naturales en todo aquel que haya pasado una caida en el abismo. Sin embargo, es como salir a volar nuevamente... John Lennon: No pudiste escribir mejor canción en tu vida. Tal vez, L, tu nombre quede así; aunque, realmente espero, que pueda completarse, como antaño parecía tras mis dedos y pensamientos.

Hasta pronto.

No hay comentarios: