sábado, 30 de octubre de 2010

Cada día se va perdiendo el suspiro que dejaste guardado en mi habitación. Se escabulle sin presiones a través de los pequeños orificios que mantienen unida la realidad de mi pequeña esfera en donde tu y yo somos aquellos dos cuerpos que no quieren separarse. Pero cada día se va perdiendo esa esencia, esas ganas y esa necesidad que hoy se convierte en una promesa detestable y pérfida.

Cada día voy perdiendo y perdiéndote... y me pierdo, en el eterno rincón.

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