martes, 10 de febrero de 2009

Diario de un enfermo

Se me cae todo, hasta las ganas de ver el techo raso, el sol en forma de florescente pegado en ese techo rajado y blanco. Las estrellas, minúsculos puntos movedizos, se posan en mi nariz y hacen un ruido extraño, las boto y luego el zum, las boto y zum...

Imaginarme que me duele todo es absurdo, pero justamente es a mí quien le duele todo, las uñas, el pelo, las cejas la manzana de adán. Las pocas fuerzas que me quedan las guardo para escribir las líneas que seguramente me acompañarán en estas últimas semanas. Voy al baño de tanto en tanto, veo crecer cosas en mi cuerpo, veo alejarse el suspiro de mi cuerpo y escucho menos el ring ring del teléfono con tu voz para darme aliento, para decirme "ya estoy yendo a visitarte", y noto como te espero menos, sentando en el borde de la cama, con tu libro de cuentos preferido.

Y los recuerdos de como te hacía el amor también van desapareciendo, el olor incrustado en tu cuello y detrás de tus orejas toman la forma de suero y sueños. Todo va perdiendo forma. Quisiera perder todo, lo único que no quiero dejar ir, y siento que se va a pesar de no quererlo, es la esperanza de ese último beso tuyo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Inevitablemente encuentro similitudes q preferiria olvidar y q logro obviar muchas veces.. tocas mi alma Samith.