viernes, 27 de febrero de 2009

Ramón y sus días malos

Sentado en el sofá, Ramón esperaba que los recuerdos se conviertan en mariposas y recorran la sala y se vuelquen a la ventana, a la realidad, y desaparezcan de su vista, se sus recuerdos. Y mantiene la vista pegada en cualquier ente que se mueva o pretenda moverse, piensa en cualquier cosa, que lo haga sentir fuera de este mundo.
Y calienta el asiento, trata de calentar su cerebro. Mal día, piensa Ramón, mal días, cuando los problemas son del corazón matan tremendamente, deshumanizan. Ahora Ramón se inquieta más sólo piensa en lo que no quiere, y el corazón le apretuja el pecho, le aprieta el alma.
Y solo pienso en arrebatarme esta pena, de dejar este lugar y morir sin morir. Vivir de nuevo, sentir que mi soledad y yo podemos lograr grandes cosas. Pero la cabeza me quema, de dolor tal vez o simplemente es el recuerdo que no quiere morir.
Ramón intenta cerciorarse que ya tuvo demasiado por hoy. Se acuesta, sabe que no podrá dormir, pero se aferra a la idea de que al siguiente día recordará menos, y al día siguiente menos, y así...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese Ramón queda claro que sufre por el amor

Aunque eso no signifique que sea
un huevón.

Sino un hombre sentimentalon.