sábado, 13 de marzo de 2010

¡Perdóname!

Se que te fallé Fanny, lo siento. Fue lo único que pudo decir a través del auricular. Hubo un silencio tenebroso que duró segundos y segundos; hasta que escuchó algo con dificultad: era la respiración de ella que salía disparada de los cables telefónicos y que orquestaban sus disculpas. Lo siento Fanny, nunca fue mi intención dejarte plantada; fue una situación de vida o muerte.


Pero la respiración seguía ahí, introduciéndose por los cables, perforando los diminutos orificios del auricular. Se iba convirtiendo en un resollar tétrico, que invadía toda la habitación. ¿Fanny? -atinó a decir, con la voz que se le quebraba, que no dejaba de temblequear- ¿Me perdonas, no Fanny? –y el sonido in crescendo- Dime que no estás molesta… Fanny.

Hasta que se detuvo. Lo único que se escuchaba era el tintineo de colgado. Él también colgó el teléfono, sudando a borbotones, repasando cada momento de la llamada. No dejó de respirar antes de colgar, no dijo nada más, solo colgó… pero su respiración sigue latente, su odio sigue siendo expulsado a montones por sus poros… No me ha perdonado.

Sonó la puerta quebrando el silencio del lugar… y el resollar se hizo continuo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ERES CRUELLLLLLL
ENCIMA QUE ES MI MES , MARZO!!!!
NI ME SALUDAAS NI NADA
ESTAS EN FALTA!!!
JUM!
E!