sábado, 19 de julio de 2008

Planeando un sueño.

Termino mis deberes con algo de modorra, pestilencia celestial que encandila a mis párpados pétreos. Retiro todos los objetos de estudio fuera de mi campo de visión, para relajarme en lo que será una maratón de ensueño, tal vez con ángeles, perros, persecuciones o, como hace dos noches, con la sensación de vuelo. Esa vez disfruté al máximo.
Acomodo la cama. Las almohadas bien puestas en lo alto de mi objeto casual, mi manta me protegerá de cualquier viento nocturno que pretenda incomodarme hasta despertar. Cierro las ventanas para que aminorar los ruidos espontáneos de la noche con vida. Al fin, apago la luz y la oscuridad me envuelve y comienza mi largo, me recuesto en mi lecho y cierro lo ojos, pensando en el sueño que me tocará hoy.

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