jueves, 20 de enero de 2011

19 de enero

Me compré lentes nuevos y veo la realidad completamente distinta. Veo que todos se ríen de mí, pero no me miran. Lo sé porque no están felices, sólo ríen al pasar a mi lado. Será que soy el único que tiene la mueca desencajada, no de tristeza, sino de burla para tantas risas. Los colores también han cambiado, ahora el color de los cabellos son rojos, brillantes, explosivos que revientan las nuevos vidrios en mi nueva montura. Los lentes nuevos se resbalan por el puente de mi nariz, haciendo que mis ojos, por momentos, recuerden lo que era la realidad antes de los vidrios nuevos que ahora empañan mis ojos; pero los levanto presto a seguir viendo las risas, los rojos y los pasos oscuros de estos nuevos sujetos.

Las palabras también han cambiado. Un 'me gustas' tiene ahora una significancia extraña, mórbida, lejana a penetrantes sentimientos y oscuros motivos. Un 'hola' muere de tanta lentitud y un 'adiós' escapa de su propia pronunciación. 'Ella' parece haber cambiado; la risa que no me ve, el cabello rojos que rompe y su nombre y su pronompre y su sobrenombre ya no encajan con lo que ella significaba. Su constitución parece haber sufrido un cambio al contacto de estos lentes con mis ojos; una particular forma de sentirla y concebirla.

Y ni aún así quiero sacarme estas gafas... será que quiero acostumbrarme a este nuevo mundo al cual no pertenezco.

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