lunes, 7 de marzo de 2011

Misivas 1

Leticia:

Sé que las circunstancias entre nosotros han cambiado. Que desde la última vez que sentí tu cuerpo enrollarse con el mío no hemos vuelto a ser los mismos. Mil veces te dije, cien veces te susurré al oído pequeño, mientras rozaba tu lóbulo, que estábamos convirtiéndonos en eso que no quisimos. Bueno, acá me tienes, con el corazón que me late a 60 por 60 cuando te veo; las revoluciones han bajado, la tembladera a parado, los ojos que no pueden ver los tuyos ahora se mantienen rígidos viendo tu rostro que se muestra frente a mí, ya no hay la misma sorpresa al escuchar tu voz en el auricular. Ya no.

Ahora mis noches pertenecen a otro cabellos, la voz a cambiado, también la mirada que me evade no sé si por miedo, no sé si por complicidad o tal vez por soy la mirada constante que la busca. Cuando antes habías sido tú, luego de ese largo silencio que nos separó volviste a calar en los latidos, en el 10% de capacidad cerebral, en las casi 8 horas que sirven para dormir y que aproximadamente soñaba contigo. En las cartas anónimas, en los poemas desgarradores, las canciones que tocaban mi alma. No más tú en mis declaratorias de amor. Todo acabó. Terminamos siendo aquellos que no queríamos ser.

Pero, ¿qué tanto rehusabas ser ese 'ente' que yo tanto aborrecía. No lo sabré jamás. Tal vez quisiste convertirte en él para que la partida sea mucho más fácil. Quizás matar el último rezago de mi en ti, la minúscula idea que te complicaba en extremo, que no te dejaba ser.

Lo lograste.

Ramón.

No hay comentarios: