sábado, 1 de noviembre de 2008

Protesta

Un gato en el sitio del presidente del congreso no es una burla abierta a tanto parlamentario inútil que tenemos. Es un muestra fidedigna de como un pequeño e indefenso ser pretende hacer valer sus derechos ante un tribunal que en su mayoría duerme, conversar, pelea (se jalan los pelos), duermen, ¿dije duermen?, trabajan ¿dije trabajan?.
El gato se siente, se lame un poco, abre los ojazos. Dice su punto de vista. Viable, aceptable. La derecha lo avala. En tanto la derecha lo avala la izquierda no lo hace (en primera instancia pretendía ayudarlo, pero ante el apoyo de la derecha fue una gran oportunidad para comenzar los disturbios en el hemiciclo).
Los líos no se hicieron esperar. El presidente, sentado al lado del gato que había ocupado su lugar, prefirió unas palabra: A votación! Se abrió la votación con una amplia victoria de los derechistas (eran mayoría); lo que no fue problema para los izquierdistas (que tomaron esta derrota electoral como un nuevo motivo de protestas y luchas).
Al final la noción fue aprobada: Ningún perro saldrá de casa sin la presencia de algún bozal, cadena y su dueño. El gato se fue más que satisfecho, el había pedido que hagan un parque exclusivo para gatos.

No hay comentarios: