viernes, 21 de noviembre de 2008

Tráfico

El estúpido taxi se para frente a la estación. El aliento sube a ella, llévame al corazón. El chofer se da cuenta que no es un aliento, es un suspiro; esos que nacen de una supuesta ilusión, de una falso nuevop amor. Pisa el acelerador y a toda carrera se mete a ese túnel llamado Boca.
En el túnel la Boca no se puede ir a más de 90 km. por hora. La altura máxima es de 35 centimetros. El taxi va rápido y el aliento-suspiro se inpacienta. Llegan a una trifurcación; toman la ruta del medio. Siguen de frente mientras el taxista coloca una pequeña melodía.
De la nada se detiene. Señor, no se puede avanzar. Dicen que hay algo, una construcción por un cumbre internacional. El corazón está fuera de servicio ahora. Cómo es posible, reclama el aliento-suspiro.
Sale desesperado del coche, gritando, suspirando. Viene un policía. Lo siento, se está construyendo una gran ceremonia, no puede ingresar. El aliento-suspiro se impaciente más. Lo siento, se está contruyendo un sentimiento en el corazón. Cuando un sentimiento se construye o parace en el corazón, no hay nada que hacer.
El aliento se conviertio en un activista en contra de tal cumbre, pero sólo pudo conseguir al taxista, que lo seguía queriendo que le pague la carrera.

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