viernes, 24 de octubre de 2008

24 de octubre (9:05 pm.)

... y la vida aparece y desaparece como el parpadeo de un niño, nos priva de la libertad de sentirnos algo, de pretender ordenar nuestro cuarto, nuestros cajones con recuerdos, unos de rojo, otros de azul, de celeste, no, no, azul, bueno, algo que fue azul. Y recordamos, o intentamos recordar, ¿qué es lo que la vida nos da y nos quita? El tiempo parece darnos ambas respuestas, en una carrera hacia el olvido donde sólo una tarjeta de 128 MB de ram, parece hacernos lentos, lentísimos.
Pues la ganas de escribir parece también ensombrecerse ante este acontecimiento. Miento. Hay miles de cosas que contar, miles de cosas de que cuestionarse. Metafísica Olivieriana Horaciesca, prentender entender las cosas de la incertidumbre, del snobismo, del "mi mundo es una retazo lleno de fragmentos análogos, eso que llaman recuerdos". Patético Horacio, me has hecho entender que la vida no solo está compuesta de rencores académicos o petulancias literarias. Pretender ser como Morelli es mucho; pretender entender es patético.
Y este ir y venir en estos días sin escribir me enseñaron que sólo de vivencias vive la literatura, de otra literatura y de la literatura que no quieres hacer. De recuerdos pesado, de días de insomnio, de teoría literaria mal contada, de anarquismo sutil, de pendantería emotiva, de discursos perfectos, de anatemas sin resolver pero con la respuesta frente a tus ojos...

1 comentario:

Santiaga dijo...

Nada en el mundo tiene explicacion fiable, caemos en la insertidumbre producto de lo relativo,es lo rico de vivir.
Saludos