lunes, 6 de octubre de 2008

6 de octubre (8:28 pm.)

Llovió como pensé nunca volvería a llover este año. Nuestras respiraciones aparecían como una mancha blanca en el espacio, un humo especial formado por el calor y el frío. Las manos permanecían heladas, todavía. Los ojos querían cerrarse, acurrucarse en el tiempo. Congelarlo, como nuestro pies, esperar que dure para siempre.

Y no me importó todo lo demás. Sentir la garúa en mi rostro fue más que suficiente para no sentirme solo otra vez. Sentado en una banca de la universidad, soñé con estar ahí por siempre, conversando con la lluvia.
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Luego el temblor. ¿Significaré cambios climáticos? Espero que no.

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