lunes, 30 de noviembre de 2009

... y te vi.

Estás tan cerca y tus ojos se inmiscuyen en los míos buscando esa graciosa mueca que pongo cuando me siento tímido y desprotegido. Lo vuelves a hacer, ahora con más agallas, abriéndolos, y la mueca se convierte en movimiento nervioso de piernas, en una mueca más terrible aún, en una sonrisa que quiere soltar algo.

Te digo lo que te tenía que decir viéndote a los ojos que estallan en mi rostro. Más que nervioso, me siento absorbido, adormilado, intentante acercarme de a pocos y meterme en tu iris y descansar en esa superficie oscura que crece a medida que me sonríes, que me hablas, que te acercas, que me pintas, que me peñizcas.

Te vas. Das una última sonrisa, una última mirada antes de abrir la puerta, de perderte bajo ese vidrio pueril. Me das la espalda para entrar y te llamo, por última vez....

y te vi.

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