sábado, 5 de junio de 2010

Hoy, hace unos minutos.

Y te he visto conectada en alguna página virtual, en cierta red impersonal que nos conmueve, que nos aproxima y que, lamentablemente, no separa aún más. Sólo te muestro mi superficialidad -la triste hipótesis que pretendo objetivizar en una tesis sin pies ni cabeza-, una pequeña parte del iceberg, solo un pequeño pedazo debajo del camuflaje.

Y lo único que puedo ver es tu foto, que me destruye y atormenta per se. Veo también tu nombre, que me lo sé de memoria, que lo recito cada noche como un rezo en un santuario salvaje, por medio de sonido guturales que simplifican mis ganas de gritar tu nombre y hacerte aparecer, sentada junto a mí, contandome historias y viéndote reir como te ries; siempre contu amigxs... nunca frente a mí.

A mí sólo me pertenecen miradas vacias o muecas sin algún símbolo que me adelante en el camino. Para mí sólo está dispuesto tus cejas fruncidas y tus miradas lejanas desde los balcones de la universidad. Tú tienes para mi tu lejanía, tus brazos al aire, tus miradas através de los hombros carcomidos por la soledad.

Y es todo eso... con unas cuantas cervezas encima... un todo un sentimiento queriendo salir desde dentro.

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