domingo, 18 de enero de 2009

Ramón, sus luchas con el gato

Y ahí lo ven a Ramón, sentando en el sofá, viendo el silencio, viendo unos cuantos movimientos sobre la caja maldita, mientras Leticia juguetea con el gato, y dale que lo hace jugar, con la lana, con su pelo, con sus manos... con su cuerpo.

Y Ramón que ya tiene en su mente la colección patética de ese soundtrack, de esa imágen en el sofá, con Leticia jugando con el gato. No piensa en otra cosa que patearlo, dejarlo sin gracias, cortarlo en pedacitos, y quedarse con el carño de Leticia. Huele, olfatea, levanta las orejas, aparenta ser un perro y el gato se da cuenta de ello: poco a poco se aleja. Ramón se da cuenta que su cometido dio frutos.

Y mientras ella que corre a baño, yo que persigo al gato haciendo muecas y ruiditos extraños, que corre el gato y yo feliz. Presiento la salida furtiva de Leticia y vuelvo a mi asiento, mientras ella ya que pregunta por su felino odioso. Cuando comienzo a festejar internamente mi victoria, Leticia que se va a buscar a su gato y que se aleja de mis brazos.

Y ahí me tienen, sentado en el sofa, escuchando la voz terrible de Leticia que dice: mishi, mishi.

No hay comentarios: