martes, 6 de enero de 2009

Primer día en Cajamarca

Parecían martillos en la cabeza. Felizmente no me dio el so-roche, pero me vino algo de soroche: un dolor de cabeza insoportable que me obligaba a hacer algunos gestos deplorables con el rostro, cuando los cajamarquinos me miraban haciendo muecas, decían: éste es limeño. Yo sólo caminaba tratando de parar a los lunáticos en mi cabeza. Mi viejo me hablaba no sé que tontera en el carro, mientras mi madre miraba el paisaje por la ventana mojada por la lluvia. Le dije a mi padre para bajar y sentir la lluvia en mi cabeza, tal vez así se me pasaba algo el dolor; pero todo fue en vano, igual sentía la cabeza dándome con los martillos. La lluvia estuvo buena.
Era 31. Como en los últimos años, la pasé tranquilo viendo TV, mientras mis padres de mandaban a la mierda psíquicamente, a través de la mirada que ni siquiera se cruzaba. Mi primer día en Cajamarca fue un dolor de cabeza, una pequeña lluvia, una mandada a la mierda a todo mi mundo, un programa de TV y una insoportable noche, en la que extrañaba mi cama.
No, extrañaba mis cosas en Lima.

No hay comentarios: