sábado, 23 de mayo de 2009

Prolegómenos a la desesperación

Uno piensa en casos de extrema confianza que una situación se presenta favorable para un situación expuesta en la cabeza. La cabeza no siempre tendrá la pista más segura al momento de plantearse situaciones, así que la mayoría de veces actuamos (siguiendo a las ideas nefastas de la cabeza) y cometemos acciones de las cuales no arrepentimos al momentos, los minutos, horas, semanas...
Uno nunca sabrá en qué situaciones actúa la cabeza, degeneradora de fantasías y planificador de altares sin base, y en cuales se presentará la verdadera razón: sin celebraciones anticipadas, sin fotos sin ser aún reveladas, incluso tomadas. Sólo es posible salir de tal situación aparentando calma, eliminando residuos de aliento y buenas sensaciones... e iniciarse en el arduo trabajo de desesperarse.
Desesperación trae consigo caos, ideas confusas, situaciones extrañas, malentendidos dialécticos y sofismas inconclusos, los que preparan un ambiente un tanto decepcionante, pero más apasionante e interesante. El resultado puede ser bueno o malo, pero uno sabe que dio todo y que ese todo quedará plasmado en le cima de ese mundo de las ideas donde cada uno baila con su propio pañuelo.

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