jueves, 25 de septiembre de 2008

25 de setiembre (4:34 pm.)

Hoy, luego de casi un mes de constantes viajes en microbús, sentado horas en bancas de parques, en las bancas de la universidad, luego de horas de clases desperdiciadas, terminé de leer Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Comenzaré dando mis apreciaciones sobre la obra.
En un primer momento, cuando compré la novela sin saber bien de sus críticas o comentarios, leí el argumento que siempre colocan en la parte trasera de las novelas aún desconocidas para enamorarme de la obra. Quisiera, antes que nada, dar un breve comentario por el argumento que pusieron los editores en la contratapa de la edición que compré.
En el argumento se aprecia que la historia trata de dos jóvenes que están en busca de su musa creadora, la fundadora del realvisceralismo: Cesaréa Tinajero. Debo recalcar que cuestiono esta sentencia. A mí parecer, la historia central de la novela trata acerca de la búsqueda y como ésta termina siendo la vida resumida de Arturo Belano y Ulises Lima, grandes seguidores de Tinajero y que pretenden continuar con la obra de su musa. Si bien es cierto en una parte de la historia se centran en la búsqueda de la poeta vanguardista, no es el hilo de toda la obra.
La estructura de la novela es la siguiente: Inicia con una introducción a los personajes desde la visión del joven poeta (por no decir fantasmal figura, pues no se sabe nada de él en los documentos de 1976 hasta 1996) Juan García Madero traducidos en la forma de un diario.La siguiente parte lo comprende un ciclo de 20 años, en los cuales se desentierran historia o vivencias de cada uno de los poetas real visceralistas y personajes relacionados a ellos. Como es razonable, la gran mayoría de estas narraciones (que están escritas muy bien, acierto del escritor chileno, de una forma periodística, como si fuera una entrevista íntima que convierte, al supuesto entrevistador y al lector, en figuras omnipresentes de las historias que se narran) se centran en los jóvenes poetas, protagonistas de esta gran novela. La última parte es la continuación de los primeros diarios de García Madero. Cabe resaltar que el salto de años, este confusión anacrónica, que se manifiesta en toda la lectura, le brinda un matiz especial y divertido, que continúa hasta la última página de la historia.
580 y tantas páginas hicieron que en un mes me convirtiera en un detective salvaje más y, además, en un seguidor del realvisceralismo. ¿Quieren ser uno de los nuestros? Lean la novela y únanse al grupo.

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