Voy creyendo que el fracaso -o mala fortuna, según desde donde se mire- es más una cuestión sistemática más que designada. Más que un absoluto es un relativismo injusto, inconsciente y puesto en marcha por decisiones que tomemos cada segundo. Tomamos un camino a la ligera y las situaciones -buenas o malas- aparecerán ante nuestros ojos, en nuestro corazón.
Los pasos que damos están dispuestos a brindar alegrías y desaires a quienes recaigan nuestras decisiones, acaso nosotrxs mismxs o a los demás. La vida se presenta como aquel cuadro lógico donde las variadas decisiones son valoradas y colocadas, no siempre brindando un tautológico resultado pero sí un absurdo sofisma, que destruye momentos... por solo una decisión.
Es el tiempo quien te muestra si la decisión ha sido buena o mala. Tal vez unas horas, unos minutos... Tal vez unos segundos después de escribir esto.
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