lunes, 20 de diciembre de 2010

20 de diciembre

Con pesadumbre renuncio a un amor. Como en casi todos los precedentes, enamorarme no hace más que condenarme a la renuncia, a claudicar; alejarme de sus ojos que crecen cuando me ven, de su cabello que se enreda en mis sueños, de su perfecto tamaño (imaginaba llevándola en el bolsillo de mi camisa, entre boletos y sencillos), de su sonrisa parca que se mostraba cada cierto día en el calendario, de su voz, que conocí poco y me presentaron casi a la carrera, de su holas y chaus que eran el idioma que pertenecía a nuestra extraña sociedad (o a ese extranjero que era yo).

Renuncio porque enamorar, ilusionarme, entregarme a los gustos no hacen más que instalarme cadenas, grilletes que nunca llego a deshacer. Antes de ser un motivo se convierte en un obstáculo, que me ensimisma, me cohibe, me reprime, me subvierte. Antes de ser un impulso es una repulsión, una enmarañada necesidad de alejarme, pero al mismo tiempo sentir las manos caer en mis hombros, los ojos en las mejillas, elos cabellos en las rodillas, la voz en las manos.

Enamorarme es confesar perdida la batalla de antemano, pues cada estrategia se cae a pedazos de ilusa, de estafa guardada en la billetera. Amar es para mí un bocadillo, un trajín que cumplo con dedicación, con soltura, dejándome llevar por una habitualidad que obliga a mantener el paso, a seguir el ritmo; galantear es por el contrario un suicidio, un dolor latente que se aprisiona en el pecho, una sentencia que odio y que no puede ser derribada con facilidad.

Es por ello que dejo esta ilusión a un lado, pues mi pasividad, mi tonta obstinación al miedo que llevo adentro, no hace más que producirme más dolor al dejar de lado tal amor. Mientras ella ronde por los caminos que transite sin que yo tenga la iniciativa necesaria para comenzar con el juego-negocio de compartir sentimientos, ella seguirá siendo esa borrosa, pero a la vez tan nítida imagen, que juega a ser la musa ideal.

A menos que ocurran esos torpes milagros que suceden en probabilidades profundas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Maldito'lago ne el cielo' que suena ahora.

Sociobear dijo...

Entonces escucha una más movida.. pero igual de inquietante

http://www.youtube.com/watch?v=-_cHegjvbbg

Anónimo dijo...

Es esa mi fortuna, es ese mi castigo...

Sociobear dijo...

Será que tanto amor acaso está prohibido...