domingo, 16 de agosto de 2009

Blues

Apártate de mi camino... sí, no dejes que yo te perturbe. Sólo vete y ya, olvida la conversación, esa noche en que vi tus ojos y me sonreías de esa forma en la que siempre sueño. ¿Por qué tienen que gustarme chicas con sonrisas de ensueño, de esas que ya no puedes sacártelas de la cabeza? Las sonrisas se van, vuelan (me he dado cuenta de aquella preciosa habilidad) y se olvidan... ¡Paf!, como las gotas temblequeantes.

No te acerques, aléjate de mí, será lo mejor. No querrás verme sufriendo, o sintiendo que sufro. Mejor para ti: "ojos que no ven"... aunque mejor para mí. Pensarte que me piensas sufriendo puede ser lo mejor para tu ego. Aunque preferiría tomar un café y esperar a que tu sonrisa me dé la razón: que yo soy el que la cuidará mejor, el que haré que sonría por siempre y no tengas escusa para guardarla.

Ahora el blues acaba y con ello el parloteo futil.

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