- La felicidad es contraria a la razón. Un momento de éxtasis, un estado orgiástico, la epítome de la existencia humana. Nos dejamos llevar por el placer que nos produce la felicidad, encandilándonos, enajenándonos por completo, transfiriéndonos a otro cuerpo, a otro objeto.
- Irremediablemente volvemos a la consecución de nuestra lógica. El ser pensante y racional invade nuestra cuerpo y nuestra alma (la parte reflexiva). La coinciencia nos pone en manifiesto que hemos "carecido de ella", por consiguiente que hemos sido felices.
- ¿He sido feliz?
- La respuesta es sencilla. Tan sólo con confesar que soy un inconscient lo habré dicho todo.
(Gracias Julio Ramón).
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