martes, 14 de septiembre de 2010

Lo de ayer

Es ilógico pensar que un diario esté dispuesto a describir vivencias y exposiciones de días anteriores. Por eso el nomnre "diario", que trae como presupuesto: 1. escribirlo todos los días (o al menos la mayoría), 2. Escribir lo del día, por eso diario, lo de ahora, lo que ha sucedido. En este de diario virtual, de potencial ejercicio para mis artes, mis letras y demás exigencias, trato de cumplir el primero; pero en este momento transgrediré el segundo.

Y es que ayer sucedieron tantas cosas que debían ser contadas pero que no se prestaron para ser discretamente materializadas por lo tormentoso del día. Reflexiones, intentos, búsquedas, miradas, llamadas, cabellos, envueltos en una inconstante perseverancia por saber qué es lo mejor, qué es lo correcto y qué es lo malo. Días tratando de olvidar un sentimientos, días buscando encontrar un sustento, días que leo para convencerme a mí mismo que voy por buen camino, días donde tengo fe de que leerán algo de mí por mis propios medios.

Pegué el cuento en un salón de la Villa. ¿Lo leerán? ¿les gustará? Hoy por lo mismo pero en mi aula. (sin quererlo cumplí el segundo punto del diarista)

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