lunes, 18 de enero de 2010

Cielos en mi cabeza

Nunca pienso que es imposible no poder sentir las gotas en pleno verano. Siempre había guardado esa pequeña esperanza bajo cielos amarillos con soles celestes, con nubes en las aceras y con autos en el mar de altura que esta arriba de mí. Este verano es para mí esa imposible explicación de una llovizna en enero. Estoy en Amil, aunque digan que no es, que es muy al sur, que el cielo es otro cielo, que la tierra es más asesina y propensa al olvido. No pensé nunca que llovería en Lima en enero; y aquí estoy, con lentes mojados y cabello ensortijado.

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