viernes, 1 de enero de 2010

Entre fogatas y cenizas

Ver el danzar del fuego en plena oscuridad principiante del año trae ciertas sensaciones que se vuelcan en nuestra mirada petrificada, situaciones amplias y sofisticadas que uno mismo trata de obviar, pero que siempre permanecerán en el lóbulo especial de recuerdos jodidos.

La fuego me muestra rumores de un fracaso, de unos ojos que siempre aparecerán bajo los designios del alcohol, tras el ruido caústico del mar, batiéndose a los pocos pasos. Su rostro explota bajo ese paisaje que se siente apacible por momentos, y muy triste por segundos.

Tal vez esa sea la maldición entre el fuego y la ceniza, entre el humo que me enceguece y me hace lagrimear, entre la brisa marina que llega a mi aterciopelada piel, esa arena que se inmiscuye sin querer en rincones que ni nosotros mismos conocemos.

El recuerdo de que eres alguien que jamás supe si llegué a amar o si me llegarías a amar.

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