martes, 26 de enero de 2010

Plan de miradas

Los viajes son inciertos. Son de esas galletas de la fortuna, de esos horóscopos de diario chicha que nos confundirán con un disparate eterno o con un media verdad que dibuja nuestro camino del día. Cada nuevo suspiro que se confunde con el motor del vehículo en mención tiene una conotación diversa y especial.

Hoy le toco a las miradas. Pequeñas caricias distanciadas por asientos y parroquianos colgados en barandas. Se escurren entre la gente apachurrada en el pequeño espacio silenciado con luz de neón y llegan al destino correcto: otra mirada inquisidora que pretende ser correspondida.

Es mi caso. La joven de al lado me mira con cierta inmediatez tenebrosa, con desliz fatal, con cierta manía extraña. El cabellos le cae en la cara, pero la mirada se acerca de a pocos, con tremendas ganas de tenerme ahí, crucifijado en su mirada, en su silencio mordido.

Cuando todo parece ser estremecido por un calor perverso y siniestro, baja del micro. Adiós mirada cruel.

1 comentario:

Maya dijo...

Me gusta, me gusta mucho. Ya no recuerdo bien como es que llegue aquí. Pero ha valido la pena.