sábado, 16 de enero de 2010

La tierra de mi sur

En esta ciudad la tierra es tan parecida a la mía, pero diferente al fin; con autos que explotan fuera del asfalto, con tentativas de verde color que intentan apropiarse del pálido color de la tierra. En este sur el cielo es gris, pero llueve. No sé si llora de tanto desorden o de mi prejuiciosa ignorancia, pero gotea y me alegra.

El escenario es un encuentro de casas incrustadas en el paisaje de montaña, de arena infinita que fluye de todos lados. Los sonidos, el olor, característicos de cada zona. Los rostros, que parecen tan distintos a los de mi sur, que hacen maravillas con mi prejuicio, plasmándolo al infinito, a la inconciencia que trasmite el lugar con mi valoraciones que son cada vez más erroneas. Veo que hay lindas chicas por acá, con vestidos de colores y mostrando un pedazo de su alma que me hace feliz.

El olor de desmorona en mi nariz. El olor si es distinto, o es que mi olfato aún no se adecua a este lugar que conozco de a pocos. Mientras el vehículo avanza voy llegando a mi sur y veo que los rostros cambian, o eso intento creer. El paisaje también y tal vez fue que me obligó a ver otros rostros.... pero son los mismos, el mismo escenario, el mismo olor, las mismas personas.

Será que el hogar marca un hito de comparación... y de diferenciación.

No hay comentarios: