lunes, 4 de enero de 2010

Insomnio

La noche y su silencios que no dejan dormir. Hay demasiada oscuridad que obligan a mis ojos a mantenerse abiertos. No hay qué pensar, no hay qué inventar, no hay ovejas que contar. Prendo la TV y todo me parece más superficial que nunca, al parecer por fin me he aburrido de la caja asesina. La apago y todo vuelve a la quietud inquietante.

Prendo la radio. La música solo me obliga a volverme más receptivo, a los detalles de la noche. No logran hacerme cerrar los ojos. La apago y vuelvo a escuchar los ruidos que provienen lejos de la casa, en el primer piso, en el pasadizo del segundo piso, en el techo. Seres que rondan mientran nosotros cerramos los ojos para dejarlos andar en su mundo de oscuridad y silencio.

No puedo dormir. Cojo mi última opción: un libro. Leo con presteza varias páginas que me enganchan, dándole vuelta a mis intenciones. Pero los segundos avanzaban y mis ojos se dejaban llevar por la modorra, por ese sentimiento increíble que ahora deseaba más que nunca. Dejé el libro, se me cayó de las manos.

Me dormí.

No hay comentarios: