miércoles, 27 de enero de 2010

Helados

Es un época extraña esta que transcurre en las últimas semanas. Como mucho helado; y es que no sólo es por el sabor o la frescura necesaria en estos días de intenso calor que azota a la ciudad y a mi pequeña cabeza; sino que me siento identificado con ciertos elementos simbólicos que trae consigo este delicioso manjar.

Será que los colores me llevan a recuerdos perdidos bajo el polvo del silencio; que me sumerge en vivencias que me llenan de vainilla o rosado, chocolate o marrón. Será que mi corazón, de tanto siempre sin amores apasionantes y aprisionantes, se ha vuelto frío, congelado en el mismo espacio de siempre. Será que este sol derrite mis sentimientos encausados en holas y adioses, en mentiras llenas de promiscuidad, en silencios disipados en tardes de frío invierno.

Todo eso confluye cuando tengo un helado al lado. La última cuchara y el plato vacío me recuerda que no es tan fácil pensar en desamores y rechazos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pensando en la variedad de entender el amor llegamos a la variedad de amores. Hay algunos que te proporcionan la placentera sensación de un helado en pleno verano, otros la del primer helado de la temporada, los hay cremosos como un helado de vainilla, que te excitan solo de pensarlos como el de limón, reconfortantes como tres bolas de chocolate... estar helado puede ser el despertar de una nueva concepción. Estar helado a veces es positivo ;)

Maya dijo...

Los sabores, los olores, los colores siempre traen recuerdos a nuestras vidas. Los recuerdos que traen... ese es otro cantar. A veces dan ternura en el corazón. Otras veces, lo hielan. ¡Saludos!

Anónimo dijo...

no te preocupes amorcito,yo mismo horno te calientoooooooooo y te voy a dat muchos colores okk jajajaaaaaajajajaja!!!!!
my loveeeeeeeeeee
saludozzz

E...!!!!