martes, 31 de agosto de 2010

Intermezzo - Te olvido?

Te olvido. Tan fácil. Escucho todo tan sencillo por estos días, lee todo sin esforzarme demasiado; será que inconscientemente trato de asimilar las cosas de forma tan simple: ¿Realmente está pasando todo esto? ¿Tan sencillo fue encontrarte y convertirnos de nuevo en esos gatos viendo las estrellas que se dibujan con nuestra respiración? ¿Tan sencillo fue que volvieramos, que nos encontraramos de nuevo? Abro los ojos y sé que estás en mi vida de nuevo. Despierto por las mañanas y tengo tu presencia rondándome entre los hemisferios de mi cerebro. Sueño con impaciencias de amor. Estás... y eres.

Porque ahora leo los horóscopos del diario Correo esperando que me diga algo. Ahora rezo, no sé a quién, tal vez a Buda, a Mahatma Gandhi, a Dios, al Demonio, a Jim Morrison, al Che, o a Tarantino, que me dé una pistola y comience a repartir hospicios a diestra y siniestra. Ahora leo a Luisito Hernández con parsimonia extraña; él me mira, nunca lo había leído con tanta pureza. Me coloca el estetoscopio en el ojo, sabe que sufro de amor. Ahora veo películas y cualquier excusa es plausible para llorar, no por la escena, sino por ella.

Y ¿te olvido? ¿tan sencillo? En todo este mes, semanas, dias y horas me he quedado con más incertidumbre que certezas... pero hay un certeza con la que me iría a la tumba, y estoy seguro ella también la piensa, la siente y le teme: No nos vamos porque tenemos miedo de alejarnos de nuevo. Lo sé. Sé que lo sabes ¿Verdad, no?

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